
INSOMNIO
Refresca anocheciendo en la montaña.
Puedo observar cómo se alza y aplaude
la vegetación desde mi ventana
en una orgía de savia sin cauce.
Cierro, vuelvo, mirando hacia mi cama:
por compañero un libro de Paul Auster
y de fondo el ronroneo de mi gata
conseguirán hacerme dormir antes
de que mi mente al paso de las horas
me lleve por aquellos derroteros
que la noche me indica estando a solas.
Oníricos, viciosos, traicioneros,
me elevan cual encantador de cobras
a aquel ansiado mundo de los sueños.
Silice
26-04-05