Tomé un trago
de tequila.
Me ardía mi garganta
y el higado, el higado no
lo sentía.
Entre tus ojos y mis ojos,
no había ni 3 centimetros
de separación.
Mis labios ardían
por los tuyos.
Pero se secaron
cuando algo dijo
adios.
Ese algo fue
tu corazón.
Yo,
me sente apoyado
en el arbol de la razón.
Vino la amiga urraca,
a contarme sus penas,
le dije que no era,
momento.
Otro día sería mejor,
sus ojos se llenaron de
lagrimas.
Yo le dije que no
se marchara,
yo estaría ahi escuchandola.
Pero que comprendiera,
que mi día,
era tan fatidico...
Me dijo que abriera
los ojos,
y que espabilara.
Yo, no entendía,
me dijo que vivía una mentira.
La mentira,
era todo lo que me rodeaba.
Todos,
los que me decían
que había revolución.
Todo era mentira.
Yo ya me harté
de tanta sin razón.
Cogí y meti en mis bolsillos
algo de ironía, y mucha personalidad.
Ya grité a los cuatro vientos,
que donde estaba esa revolución.
Dadme un poco de imaginación,
y cantemos una canción.
Abramos los ojos,
y dejemonos de tanta idiotez.
Abramos los corazones
a otros.
Y digamos que
nuestra revolución
no es el amor.
Es el odio y la sinceridad.
Y que sepan,
que nosotros no nos ocultamos
entre las sombras.
No nos ocultamos entre
los rincones.
Y que ya no confio
en esas promesas.
Por que casi todas
acaban con una decepción.
Hoy no estoy pa´nadie!
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