"Es algo más que inquietante lo de la vida y la muerte,
tan pronto retozas con tu amante en tu lecho de suerte
como te conviertes en preso de la lúgubre dama
mientras masticas chicle tumbado arrogante en tu cama.
Tu única existencia tiene fecha de caducidad,
sellada en un código de barras de calamidad,
ahora eres carne de cañón,mañana serás ceniza,
carroña de buitre en un arroyo de sangre mestiza.
Ahora ya todo da igual,piensas asomado al balcón,
en la puerta de cualquier bar moriré por garrafón,
fenezco porque rasges una vez más ese laúd...
que las campanas repiquen porque ya tengo ataúd.
El último café quemó mis tripas y mi ideario,
la lluvia emborronó al mes de mayo de mi calendario,
un desliz me hizo surcar los cielos de la depresión...
no le volveré a dedicar nunca más una canción.
La guadaña del desastre me vigila,y yo abatido,
porque le tengo verdadero pánico,he concluído.
Quizás mañana descarrile el póstumo tren
de la aciaga desesperanza en tu gris andén.
Las lápidas no entienden de la misericordia
que imploramos a nuestro gran dios de la concordia
para que retrasemos lágrimas y penurias
sumergidos en la piscina de la lujuria.
Engullo pastillas contra los sueños que el viento
se lleva,firmo con su sange mi testamento,
trasiego jarras de vino amargo en la bodega
donde nuestros corazones al ¿quién es quién? juegan.
Réquiem por un alma moribunda
Tu única existencia tiene fecha de caducidad,
sellada en un código de barras de calamidad,
ahora eres carne de cañón,mañana serás ceniza,
carroña de buitre en un arroyo de sangre mestiza.
Ahora ya todo da igual,piensas asomado al balcón,
en la puerta de cualquier bar moriré por garrafón,
fenezco porque rasges una vez más ese laúd...
que las campanas repiquen porque ya tengo ataúd.
El último café quemó mis tripas y mi ideario,
la lluvia emborronó al mes de mayo de mi calendario,
un desliz me hizo surcar los cielos de la depresión...
no le volveré a dedicar nunca más una canción.

sellada en un código de barras de calamidad,
ahora eres carne de cañón,mañana serás ceniza,
carroña de buitre en un arroyo de sangre mestiza.
Ahora ya todo da igual,piensas asomado al balcón,
en la puerta de cualquier bar moriré por garrafón,
fenezco porque rasges una vez más ese laúd...
que las campanas repiquen porque ya tengo ataúd.
El último café quemó mis tripas y mi ideario,
la lluvia emborronó al mes de mayo de mi calendario,
un desliz me hizo surcar los cielos de la depresión...
no le volveré a dedicar nunca más una canción.

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