Puñetazos a mi espalda,
palizas en mi cabeza.
Las palabras se las lleva
el viento y los momentos
se demuestran sólo con
los ojos y los hechos.
Siénteme en tu oído
y en tu pecho, yo te
salvaré de los barrotes
fríos de tus calles asolas.
Sé que no es sano y
sé que debo seguir sin ti,
olvidándome de todo lo
pasado.
Pero me como por dentro,
como cuando se come las
manzanas a bocados.
Seguiré mis sueños perdidos
de segundos atrás, de escalones
pasados y pasos de cebra cruzadas.
Pensaré que valió menos
de lo que tengo entre las
puertas de mi pecho.
Y seguiré,
seguiré con mi rumbo
perdido.
Sin capitán al timón
en los ríos de mis
ojos, hasta que se
hagan desierto y tenga
que ir en busca de agua
para sanar y humedecer
mis labios.
A mis manos les faltará
el calor de tu cuerpo,
rumbo perdido sin el viento.
Seré gilipollas yo
que no quise aprender
lo que era uno mas uno,
dos.
Hechos
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