En la ingravidez del deseo
de mis lágrimas purpúreas
que resbalan por tu cuerpo
y se funden con el llanto.
En la levedad de una sonrisa
o en el latir de una ilusión,
donde mi risa sea tuya
y nuestras almas sean una.
Por el placer de una caricia,
por cada instante compartido
entre tu boca y la mía,
entre el filo de tus ojos
y el silencio de mis labios.
Por cada atisbo de luz,
por cada rayo de espuma
que nos deleita con su estela
de plata y arena fina.
Sin las ataduras del pasado
que nos maten sin nacer,
sin los lazos del engaño
que separen nuestros rumbos.
Sin ti, sin tu calor,
sin tu alegría, sin tu boca,
sin tu tacto, sin tu sonrisa,
contigo, con tu ausencia.
Salud
