Esta noche no predicaré con el ejemplo
no daré motivo alguno a la esperanza
para que se abra de piernas en mi templo,
esta noche no hay razón para alabanzas.
Esta noche me perdí entre senos y matrices,
integré las variables más enhiestas de mi alma,
perdí todas las directrices,
conseguí ser mar constante, mar en calma,
me colgué de tus parábolas
y mancamente me abracé
a tu sexo, famélico de gloria.
La perversidad resultó ser una ingenua curiosa
tras el etílico manto que hoy me dio la luna,
mientras tu enardecías gozosa
marcando en mi espalda tus uñas, una a una.
Y aquí, en el 52 de la gran avenida
consumo el viciado humo
mientras las palabras dan bienvenida
a otro poema mudo.
Chocando una y otra vez
contra un impenetrable muro,
mis versos piden clemencia
y suplican perdón
por tan magna aberración cometida
al haber dejado de ser tinta
y adquirir forma de letra.
Letras y signos seguro mejor dispuestos
de manera arbitraria
que bajo el impulso de mi empeño.
Y cantando estrofas de soledades
voy acercándome al cerco,
al de las cuatro paredes,
al de la sola ventana
que vira a poniente,
para cazar mientras duerme
a la incauta mañana.
Esta noche llego a casa
borracho como una cuba,
reptando como una oruga
sin notar el tiempo que pasa
... y como no, con la certeza de soñarte
Borracho
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