
Baila la luna en la lejana colina,
Una danza plateada carente de vida,
Mueve las luces de la noche,
Jugando con nubes y derroches.
Cierra sus párpados y gira sobre ella,
Incitando en cada vuelta a una estrella,
Mientras iluminan con su alegría,
Cada vez que con cada ojo fugaz las mira.
Tan rodeada y tan sola
Tan deseada e inalcanzable, añora
Bañarse al rocía de tus ojos
Cabalgar entre las olas de un amor roto.
Da el mar fuerza a su marea
Sobre la luna nueva en primavera,
Da alas a las aguas en romper
Con obstáculos de piedra y desdén
En el ocaso de un atardecer,
Se asoma a ver los rayos decrecer
Y contemplarse en el reflejo
De un mar tranquilo e intenso
De nuevo sube a la colina de su templo,
Danza desnuda sus pestañas al viento,
El sepulcro del silencio florece en la oscuridad
Cada vez que la luna se postra en su bailar.