Te echo de menos esta noche, pero ya no es tu cuerpo, ni tampoco tu recuerdo: es la costumbre de pensar en alguien y el deseo de creer que se acuerdan de uno.
La soledad que me da miedo no es la de estar solo sino la de pensar que nadie se acuerda de mi.
Tu no te debes sentir sola, porque aún sin quererlo, todos los días pienso un rato en ti.
Y yo tampoco debiera saberme solo, pero me asusta tu olvido como a un niño la oscuridad o a un anciano la muerte.
Creo en realidad me asusta lo desconocido, porque por más que lo intento, ya no me acuerdo de como era mi vida antes de tí.
Se que nunca llegarás a leer esto, porque bien me encagaré yo de evitarlo, pero sin embargo, al mismo tiempo mis gestos, palabras y expresiones cuando esté contigo, intentarán gritarte en silencio todo lo que quisiera hacerte ver, pero que nunca te voy a decir.
Los meses pasan lentos, pero me están curando del dolor de tu ausencia, con que sepas esto, creo que me bastará, lo demás, se lo dedico a tu recuerdo, que al ser mio también, ya lo sabrá ...
Unas lineas para nadie
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