Recuerdo la última vez que practicamos el sexo.
Estaba el sillón de siempre, revuelto de cojines, la película a medio ver.
Siempre, la mesa llena de libros y tus "papeles salvajes", con mis poemas, con tus poemas...
Se respiraba bien, aunque hacía frío, y tu novia en su cocina hablando por teléfono.
Ella sabía lo nuestro, y nosotros sabíamos que ella sabía lo nuestro, por eso, y sin ningún reparo, empezaste a morder mis muñecas, porque sabías que me daba tanta rabia que no podría aguantar no gritar y claro, mis gritos te encantaban.
Cojines, película a medio ver, poemas, libros y tu novia en la cocina, menudo panorama, pero seguí gritando y, se respiró calor.
Me reía constantemente por tus manías, en concreto una, la que más me gustaba; esa que hacía que tiraras de tu camiseta como queriendo tapar la entrepierna.
Tu reloj de bolsillo ya dormía, y casi sin querer despertarlo, me dijiste...
-"puedes venir a reclamarte como eras..."-en mi cama.
Entonces las muñecas ardieron, y el ombligo empezó a girar como siempre.
Adiós cojines, adiós poemas.
Las sábanas estaban revueltas, y como no me gustaba el olor a "enana", desvestí la cama y tú, imitándome, reías cerrando la persiana.
La puerta se quedó abierta, porque esconder, escondimos nada...todo se quedó en aquellos "papeles salvajes", y la luz se quedó encendida, como de costumbre.
Después de arder las muñecas y girado el ombligo, tu tic seguía teniendo gracia ¡ya no había camiseta de la que tirar!, y las caderas comenzaron a golpear fuertemente la cama.
Te recuerdo allí, con los ojos abiertos, pidiéndome sonrisas, pero éstas ya volaban por la almohada.
De lejos:los pasos de la "enana", y un intenso olor a Ducado que dejaste a medio calar.
Y para qué contar más...
Cojines revueltos, la película ya terminó, los "papeles salvajes" gritando, y el Ducado terminado, consumido, como tú, como yo.
-"ya has venido a reclamarte como eras..."-y mi cabeza asintió.
¿Practicamos el sexo o hicimos el amor?
Aún no estoy segura, solo una vez nos dijimos "te quiero", pero claro, no hacía falta gritarlo a los cuatro vientos, tu reloj de bolsillo se paró en el mismo instante en que me conociste...como me lo habías dicho.
((ralde))al recuerdo de un poeta q no lo leerá...
Orgía litararia
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