Solo el ejercito puede salvar a España.
Solo el ejercito puede salvar a España.
SÓLO EL EJÉRCITO PUEDE SALVAR A ESPAÑA
Por primera vez en la historia de España, un Gobierno avala la desaparición de la patria. La cobardía de Mariano Rajoy, su debilidad y tibieza con el insurreccionismo catalán empiezan a ser tan legendarias, que inevitablemente tenemos que acordarnos del adagio aristotélico aquel que justificaba la extirpación del mal menor para evitar que el mal mayor termine triunfando. De entrada, hay que salvar a España si tenemos conciencia de españoles y creyentes. Nunca en nuestra historia, ni siquiera en la II república, el número de traiciones al pueblo había sido tan alta. Los traicioneros podemos encontrarlos en todas las cotas del Estado aún representado. Todos ellos presumen de su mayor pedigrí democrático a medida que la descomposición de la patria es mayor. Ninguno de ellos parece tener conciencia del gigantesco desafío al que nos enfrentamos. La democracia española ha devenido cleptocracia y difícilmente un cleptómano, y mucho menos un traidor, puede tener legitimidad moral para imponer su autoridad.
No es extraño pues que a medida que la degradación de la casta dirigente es mayor, la sintonización de las Fuerzas Armadas con los sentimientos populares no haga sino crecer. Nos encontramos además ante la evidencia de que quien no sintoniza con los cuadros militares es el Gobierno y los políticos que nos han conducido al desastre. Solo un canalla o un advenedizo podría negar que la degradación de la situación española se presenta como dramática. En la calle empieza a estar firmemente instalada la urgencia de una solución correctora que permita regenerar una situación que solo puede empeorar si continúa en las mismas manos.
El ensayo democrático ha fracasado, la Constitución no funciona y esta clase política, mediocre, negligente y corrupta, carece de la suficiente y necesaria categoría moral para reconocer sus errores. En un ejercicio máximo de bienintencionalidad, podemos conceder a algunos miembros de la actual clase política el beneficio de creer en sus buenas intenciones, pero esas buenas intenciones quedan anuladas por compromisos y adhesiones a intereses partidarios que en la mayoría de los casos son contrarios a los de la devaluada clase media española.
Es imperio un nuevo y distinto Gobierno de amplios poderes, que disponga de las asistencias precisas para resolver con decisión el relanzamiento de nuestra economía, la reducción del paro, el separatismo, el sometimiento de la economía española a los poderes internacionales, la invasión extranjera y su incidencia en la vida cotidiana, en la seguridad ciudadana, la razonable reconducción del proceso autonómico y la reforma de la Constitución. Ahora bien, cuando nadie en el Estado parece desarrollar esa función, quizá sea la hora, no de apelar a congresos, partidos ni sindicatos, de los que nada decisivo puede ya salir, sino a las restantes instituciones del Estado.
La irresponsabilidad política ha culminado un triste proceso en el que forzosamente se obliga a intervenir a las Fuerzas Armadas. Resultaría elocuente en cualquier otra sociedad, sin las anteojeras de la española, que los separatistas ya solo temen la presencia de los militares en el camino que les conduzca a la independencia. Por consiguiente, si Rajoy fuera un estadista con apego al honor y al compromiso con el destino histórico de España, lo que tendría que hacer es conceder a los militares una gran libertad de acción para el uso de las facultades de arbitraje que la Constitución les otorga como solución correctora del proceso rupturista ya puesto en marcha. Pero no nos engañemos. Desde la muerte de Franco, a los políticos se les recomienda que eludan la tentación de apelar a las Fuerzas Armadas, reducidas al papel de ONG en exóticos países.
Por ello, ante la falta de compromiso del Gobierno con España y su continuidad como nación, se abre ante el pueblo español una disyuntiva: o un proceso que se precipite en la traumática liquidación del sistema institucional, por el empeño de mantener una inequívoca normalidad ?democrática? o la instauración de un cambio a la esperanza, que pasa por la inevitable fase regeneracionista del sistema.
El Ejército ha soportado con serenidad el acoso permanente, arbitrario e injusto de uno y otro bando en que parece estar dividida España; a un lado la derecha liberal, con los posfranquistas de cargo y nómina, arrepentidos desde que la losa funeraria certificase el paso de Francisco Franco a la eternidad; de otro, el marxismo, en sus distintas, útiles y eficacísimas versiones: el PSOE, los comunistas, los ?antisistema?, los nacionalistas insurrectos, la goma dos y las pistolas.
Un día se exaltaba al Ejército hasta el empalago y al otro día, ?ordeno y mando?, se cerraban las puertas de muchos acuartelamientos o se suprimían y derogaban muchos símbolos de signo histórico. Es la política que dictaba el consenso. El consenso ha sido como una colosal estafa, que servía para que los políticos hicieran y deshacieran a su antojo, mientras los militares se limitaban a obedecer y a rendir honores a sus compañeros fallecidos en absurdas misiones internacionales o a manos de la banda terrorista ETA. He aquí que nada de lo que nos aseguraron los políticos en 1978 ha valido, que estamos más inseguros y desunidos que nunca y que la democracia está desestabilizada, arruinada y desmoralizada, como España misma, en vista de lo cual, algunos oportunistas empiezan a decir lo que nosotros siempre hemos dicho.
El día de la historia es largo y quizá volvamos a serenar las cosas. Ese día, acaso Duran Lleida será ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de España y Enrique de Diego un egregio periodista perseguido como ayer, como anteayer, como siempre. Si quienes ahora lloran se hubieran detenido a escuchar a personas como Blas Piñar, como Utrera Molina, como tantos y tantos, con algo más de respeto, es posible que entre todos hubiésemos construido una democracia pacífica y laboriosa, libre y digna. Nos nos alegra tener la razón. Pero la teníamos. La tenemos. ¿Qué importa lo demás?
De www.alertadigital.com
Apañaos vamos si tenemos que esperar que el ejercito intervenga. Que pasa ¿Por que no lo ha hecho ya?
Por primera vez en la historia de España, un Gobierno avala la desaparición de la patria. La cobardía de Mariano Rajoy, su debilidad y tibieza con el insurreccionismo catalán empiezan a ser tan legendarias, que inevitablemente tenemos que acordarnos del adagio aristotélico aquel que justificaba la extirpación del mal menor para evitar que el mal mayor termine triunfando. De entrada, hay que salvar a España si tenemos conciencia de españoles y creyentes. Nunca en nuestra historia, ni siquiera en la II república, el número de traiciones al pueblo había sido tan alta. Los traicioneros podemos encontrarlos en todas las cotas del Estado aún representado. Todos ellos presumen de su mayor pedigrí democrático a medida que la descomposición de la patria es mayor. Ninguno de ellos parece tener conciencia del gigantesco desafío al que nos enfrentamos. La democracia española ha devenido cleptocracia y difícilmente un cleptómano, y mucho menos un traidor, puede tener legitimidad moral para imponer su autoridad.
No es extraño pues que a medida que la degradación de la casta dirigente es mayor, la sintonización de las Fuerzas Armadas con los sentimientos populares no haga sino crecer. Nos encontramos además ante la evidencia de que quien no sintoniza con los cuadros militares es el Gobierno y los políticos que nos han conducido al desastre. Solo un canalla o un advenedizo podría negar que la degradación de la situación española se presenta como dramática. En la calle empieza a estar firmemente instalada la urgencia de una solución correctora que permita regenerar una situación que solo puede empeorar si continúa en las mismas manos.
El ensayo democrático ha fracasado, la Constitución no funciona y esta clase política, mediocre, negligente y corrupta, carece de la suficiente y necesaria categoría moral para reconocer sus errores. En un ejercicio máximo de bienintencionalidad, podemos conceder a algunos miembros de la actual clase política el beneficio de creer en sus buenas intenciones, pero esas buenas intenciones quedan anuladas por compromisos y adhesiones a intereses partidarios que en la mayoría de los casos son contrarios a los de la devaluada clase media española.
Es imperio un nuevo y distinto Gobierno de amplios poderes, que disponga de las asistencias precisas para resolver con decisión el relanzamiento de nuestra economía, la reducción del paro, el separatismo, el sometimiento de la economía española a los poderes internacionales, la invasión extranjera y su incidencia en la vida cotidiana, en la seguridad ciudadana, la razonable reconducción del proceso autonómico y la reforma de la Constitución. Ahora bien, cuando nadie en el Estado parece desarrollar esa función, quizá sea la hora, no de apelar a congresos, partidos ni sindicatos, de los que nada decisivo puede ya salir, sino a las restantes instituciones del Estado.
La irresponsabilidad política ha culminado un triste proceso en el que forzosamente se obliga a intervenir a las Fuerzas Armadas. Resultaría elocuente en cualquier otra sociedad, sin las anteojeras de la española, que los separatistas ya solo temen la presencia de los militares en el camino que les conduzca a la independencia. Por consiguiente, si Rajoy fuera un estadista con apego al honor y al compromiso con el destino histórico de España, lo que tendría que hacer es conceder a los militares una gran libertad de acción para el uso de las facultades de arbitraje que la Constitución les otorga como solución correctora del proceso rupturista ya puesto en marcha. Pero no nos engañemos. Desde la muerte de Franco, a los políticos se les recomienda que eludan la tentación de apelar a las Fuerzas Armadas, reducidas al papel de ONG en exóticos países.
Por ello, ante la falta de compromiso del Gobierno con España y su continuidad como nación, se abre ante el pueblo español una disyuntiva: o un proceso que se precipite en la traumática liquidación del sistema institucional, por el empeño de mantener una inequívoca normalidad ?democrática? o la instauración de un cambio a la esperanza, que pasa por la inevitable fase regeneracionista del sistema.
El Ejército ha soportado con serenidad el acoso permanente, arbitrario e injusto de uno y otro bando en que parece estar dividida España; a un lado la derecha liberal, con los posfranquistas de cargo y nómina, arrepentidos desde que la losa funeraria certificase el paso de Francisco Franco a la eternidad; de otro, el marxismo, en sus distintas, útiles y eficacísimas versiones: el PSOE, los comunistas, los ?antisistema?, los nacionalistas insurrectos, la goma dos y las pistolas.
Un día se exaltaba al Ejército hasta el empalago y al otro día, ?ordeno y mando?, se cerraban las puertas de muchos acuartelamientos o se suprimían y derogaban muchos símbolos de signo histórico. Es la política que dictaba el consenso. El consenso ha sido como una colosal estafa, que servía para que los políticos hicieran y deshacieran a su antojo, mientras los militares se limitaban a obedecer y a rendir honores a sus compañeros fallecidos en absurdas misiones internacionales o a manos de la banda terrorista ETA. He aquí que nada de lo que nos aseguraron los políticos en 1978 ha valido, que estamos más inseguros y desunidos que nunca y que la democracia está desestabilizada, arruinada y desmoralizada, como España misma, en vista de lo cual, algunos oportunistas empiezan a decir lo que nosotros siempre hemos dicho.
El día de la historia es largo y quizá volvamos a serenar las cosas. Ese día, acaso Duran Lleida será ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de España y Enrique de Diego un egregio periodista perseguido como ayer, como anteayer, como siempre. Si quienes ahora lloran se hubieran detenido a escuchar a personas como Blas Piñar, como Utrera Molina, como tantos y tantos, con algo más de respeto, es posible que entre todos hubiésemos construido una democracia pacífica y laboriosa, libre y digna. Nos nos alegra tener la razón. Pero la teníamos. La tenemos. ¿Qué importa lo demás?
De www.alertadigital.com
Apañaos vamos si tenemos que esperar que el ejercito intervenga. Que pasa ¿Por que no lo ha hecho ya?
Bienvenidx al foro donde el respeto y la tolerancia brillan por su ausencia. Lamentablemente le sobrevendrá una lluvia de insultos, etc. en 3, 2...
*YO TAMBIÉN pienso que de ésta sólo nos sacan las armas de cuatro tíos con los cojones bien puestos, ya sean milicos o "terroristas". Pero la verdad es que cada vez menos espero de este país: Si la crisis ha servido de algo es para demostrarnos que no tenemos cojones. Ni nosotros, ni los militares ni nadie.
*YO TAMBIÉN pienso que de ésta sólo nos sacan las armas de cuatro tíos con los cojones bien puestos, ya sean milicos o "terroristas". Pero la verdad es que cada vez menos espero de este país: Si la crisis ha servido de algo es para demostrarnos que no tenemos cojones. Ni nosotros, ni los militares ni nadie.
Dios ya nos dio a los españoles en pago por la evangelizacion de america al marques de ahumada en el siglo XIX y a Franco en el siglo XX, creo que la deuda ya esta saldada. Esta vez no podemos confiar en la llegada de otro hombre excepcional que nos salve:mrgreen: escribió:Otro generalísimo es lo que le falta al país para volver al siglo XIX.


Lastie ¿estas a favor de la intervención militar y de la instauración de otro caudillo por la gracia de dios?
Te animo a dar el primer paso. Cuando la gente te siga, seras el nuevo líder.Pit escribió: *YO TAMBIÉN pienso que de ésta sólo nos sacan las armas de cuatro tíos con los cojones bien puestos, ya sean milicos o "terroristas". Pero la verdad es que cada vez menos espero de este país: Si la crisis ha servido de algo es para demostrarnos que no tenemos cojones. Ni nosotros, ni los militares ni nadie.
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- Registrado: Lun Dic 13, 2010 6:04 pm
Intervención militar? Sí. Cualquier medio para quitar de en medio el sistema actual me vale. El caso de que sea militares: Siempre y cuando no monten luego una junta militar ni nada por el estilo: El poder pal pueblo. Democracia 100%.El Informador escribió:Lastie ¿estas a favor de la intervención militar y de la instauración de otro caudillo por la gracia de dios?
Caudillo? Ni por la gracia de Dios ni la de Alá ni la de nadie.
Y tú? Estás a favor de la intervención armada, sea de unos o de otros?
¿Y que tipo de intervención crees van a hacer los militares? ¿Acaso crees que van a dar algo de poder al pueblo? Como en el 36...Pit escribió:Intervención militar? Sí. Cualquier medio para quitar de en medio el sistema actual me vale. El caso de que sea militares: Siempre y cuando no monten luego una junta militar ni nada por el estilo: El poder pal pueblo. Democracia 100%.El Informador escribió:Lastie ¿estas a favor de la intervención militar y de la instauración de otro caudillo por la gracia de dios?
Caudillo? Ni por la gracia de Dios ni la de Alá ni la de nadie.
Y tú? Estás a favor de la intervención armada, sea de unos o de otros?
Aquí el gudari eres tu, tu eres el que siempre habla de intervenciones militares y de chorradas así. La opinión de los demás no cuenta.
Si el ejército "interviene" no creo que sea precisamente para instaurar una democracia.
Véase la historia de España (y casi toda Europa) en los últimos siglos, o más recientemente Egipto.
Y el artículo he dejado de leerlo en la primera frase. Un artículo que empieza hablando de que se desmonta esta nuestra querida patria, no puede traer nada bueno.
Véase la historia de España (y casi toda Europa) en los últimos siglos, o más recientemente Egipto.
Y el artículo he dejado de leerlo en la primera frase. Un artículo que empieza hablando de que se desmonta esta nuestra querida patria, no puede traer nada bueno.
Miedo ninguno.Pit escribió:La pregunta ha sido "crees más probable q intervenga armadamente el pueblo o el ejército?" o algo por el estilo? Pues entonces.
Goikito hijo, tu miedo a responder preguntas que tú mismo haces empieza a ser patológico. Otra cosa más que deberías mirarte.
lo que deberías mirarte tu es la necesidad de insultar en cada comentario para salir del paso. el único que ha hablado aquí de intervenciones armadas eres tu, eso si, siempre que sean otros los que las hagan. tu, quieto en tu casa. así que deja de decir gilipolleces.
tu estupidez si que es patológica. Niñato de papa, vete a hacer la revolución.
Por lo menos yo tengo los cojones de afirmar públicamente que no tengo cojones para coger una pipa. Tú no llegas ni a tener pelo suficiente en los huevos para decir que no admitirías una intervención armada viniese de donde viniese y fuese por el motivo que fuese.
Por cierto, revisa quién ha sido el primero en insultar en este tópic, so pedazo de imbécil.
Por cierto, revisa quién ha sido el primero en insultar en este tópic, so pedazo de imbécil.
Bla, bla, bla.Pit escribió:Por lo menos yo tengo los cojones de afirmar públicamente que no tengo cojones para coger una pipa. Tú no llegas ni a tener pelo suficiente en los huevos para decir que no admitirías una intervención armada viniese de donde viniese y fuese por el motivo que fuese.
Por cierto, revisa quién ha sido el primero en insultar en este tópic, so pedazo de imbécil.
no tienes cojones para hacer nada, pero te crees con derecho a exigir a los demas lo que deben hacer... niño de papa.
PD: podrias citarme en que momento te he insultado yo? gracias.
Cada día mejoras tus argumentaciones. Vete a la puta mierda ya y déjanos en paz.El Informador escribió:Bla, bla, bla.Pit escribió:Por lo menos yo tengo los cojones de afirmar públicamente que no tengo cojones para coger una pipa. Tú no llegas ni a tener pelo suficiente en los huevos para decir que no admitirías una intervención armada viniese de donde viniese y fuese por el motivo que fuese.
Por cierto, revisa quién ha sido el primero en insultar en este tópic, so pedazo de imbécil.
no tienes cojones para hacer nada, pero te crees con derecho a exigir a los demas lo que deben hacer... niño de papa.
La respuesta es la falta de confianza en el ejército para soltar el poder tras la intervención. Antecedentes de que les gusta el poder hay, en España y en todo el mundo. Antecedentes de que den el golpe y devuelvan el poder al pueblo seguro que hay alguno, pero ahora mismo no se me ocurre.Pit escribió:La pregunta ha sido "crees más probable q intervenga armadamente el pueblo o el ejército?" o algo por el estilo? Pues entonces.
Goikito hijo, tu miedo a responder preguntas que tú mismo haces empieza a ser patológico. Otra cosa más que deberÃas mirarte.
eso viene detras de esto:-NR- escribió:El Informador escribió: tu estupidez si que es patológica. Niñato de papa, vete a hacer la revolución.
así que, buen intento.Pit escribió:Goikito hijo, tu miedo a responder preguntas que tú mismo haces empieza a ser patológico. Otra cosa más que deberías mirarte.

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- Mensajes: 4
- Registrado: Mar Ene 31, 2012 9:58 pm
Si de verdad quieres que algo se haga, la mejor manera es hacerlo tu mismo.Hispanikos escribió:Esperando como agua de mayo a que entren los tanques por la Avenida Diagonal de Barcelona y empiecen a limpiar esta puta Cataluña podrida. Hijos de puta someteros a vuestro único país, ESPAÑA!!! AE.
Animo!
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