Olvidar no es fácil,
sobretodo asÃ,
por encima de todas las cosas
de esta vil manera:
teniéndote tan cerca,
temiéndote cuando estás tan cerca.
Déjame pasar de largo, amor,
quiero vivir fuera de mi corazón
y mirarte desde ahÃ.
Yo sigo mi camino,
pero tú eres todas las piedras
contra las que tropiezo;
tú eres todos los sentidos
y todas las señales
que me guÃan.
Tan cerca, y tan lejos.
A mà nunca me enseñaron
a luchar contra la inmensa soledad
de unos labios -sin besos a los que besar-,
a vivir entre escombros del pasado,
a reÃr sin poder olvidar el dolor.
Pero inténtalo,
decÃdete,
no te ausentes más.
¿Qué podemos perder?
¿Más dolor?
¿Qué más dará!
Quiero una tregua,
mi dulce terrorista,
una tregua
en la que ambos tengamos el poder.
Déjate llevar,
arrástrame contigo,
sabes bien que podemos
asirnos de la mano y volar.
Y si no,
búscame allá donde no estés,
me encontrarás escondida
en el más espeso matorral,
asustando a los animales,
bebiéndo mis lágrimas,
fumándome la piel,
follando a las espinas de mi nuevo hogar.
Y si no,
sé que no me encontrarás,
recuerda que quiero olvidar
y tal vez el tiempo me pueda ayudar.
Este no será mi último poema dedicado a tÃ
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