los ojos de los que se besan,
Luna, amarga,
te quejas.
Dices no escuchar ya cantos de juglares
y por los mudos instrumentos,
Luna de aliento de hieles,
cavas pozos de lamentos.
Sollozas porque sabes
que ya no tiñes argénteos
Luna dolorosa,
ni copas, ni océanos.
Porque no eres más el néctar
que alimenta a los poetas
lloras, antaño Musa,
esa tinta que aletargada espera.
¿Qué tendrás, niña Luna,
que ya Nadie te sueña?
Para Belén (anfibia), por las lunas que he compartido con ella.

