No necesitan ser escritos.

[Ed Smith]

Metáforas estériles, órganos sin cometido,
cuchillos en la sombra.
Plegarias sin fe, quimeras de bálago carcomido,
el crepúsculo de los débiles,
addendums bajo la alfombra.

Esos poemas no necesitan ser escritos;
se habla de la duda, del desaliento,
del olvido.
Se habla de amor encontrado y amor perdido,
arduo sobrevivir a lo vivido,
reposado parlamento.

Y sin embargo,
en función de la necesidad
a cada cual su pan desnudo,
fortín de la necedad.

Acaso me hago cargo,
de desatarme el nudo.

La disciplina como falacia ad hominem
y el nunca como síntesis estilística.
Según el informe de balística,
ninguno era culpable, pero todos cómplices.

Abracé el barro primigenio,
de mis huesos, amaretto.
Hubiese vendido mi alma,
hubiese comprado la calma?
hubiese cocinado un salmo;
hubiese perdido el respeto
o todo atisbo de ingenio,
pero proferí un lamento perpetuo.

Y al templo, convidado,
la prisión de una promesa.
Cualquiera pone la mesa
si tiene trucados los dados.

Maneras de vivir.
Tenías razón. Qué fácil rimar,
y mentir.

Y cargando como Sísifo un destierro voluntario
entregado a la desidia, accidentes incendiarios
la salvaje adolescencia y el rencor de parvulario
los recuerdos del tequila con aroma carcelario.

No existe un final feliz sin revancha.
Perdido en este lugar de la Mancha,
todas las veces son últimas ocasiones,
todos los poemas, solemnes oraciones.

Ahogadas, musitan un leve crepitar.
¡si tú no quieres venir no te voy a invitar!
Las musas se han fumado lo esfumado,
vacuidad hipócrita de entonar un fado.

La ignorancia en un muro,
la risa, fondo de armario.
Búsquenme arriando contra el estuario
mientras queden peces;
que escribir,
es un luto apócrifo sin futuro,
y mentir,
el arte de incitar dos veces
el mismo llanto ferroviario.

[sexto_anaklan]

"No existe un final feliz sin revancha.
Perdido en este lugar de la Mancha,"

En La Mancha nadie está perdido, pero nadie termina de encontrarse nunca. Al igual que yo entre sus letras, que siempre acaban sepultándome y perdiéndome entre metáforas laberínticas y realidades candentes. Aunque su literatura se encuentra alejada del infierno sigue asustando a los ángeles, y generando tormentas eléctricas, para todo aquel que se atreve a mirarlas.

Ya huele a tierra mojada, aunque burros y arados siguen liberando al viento el polvo que todo cubre, y nada oculta.

Los sueños... ¿ya no te sirven para dormir?

[Ed Smith]

Todo escarnio merece justa réplica (aunque no sea el caso).
No necesito vivir de sueños, soy dueño de mi propia realidad. Ni quedan ángeles, aquí todos perdimos las alas, algunos nos las arrancamos a mordiscos... ¿o habla de pluma?

Sí, ha presentido un efervescente arrebato, pero no es insulto, sino sentencia. Quién quiso buscarme, me encontró sin traba; las sombras son baladí para quién ilumina por donde camina.
El burro trabaja libre de preponderancia, obediente y humilde a quien bien dirige. Aunque tampoco espera más que latigazos de quien no entiende un silogismo simple: el poeta no es poeta para ratos libres de penuria, es poesía hasta sangre de sus entrañas y en el olvido de las amapolas.

Dejé de escribir porque con los años se miente menos, pero se miente mejor. Qué doliente descubrir, que no hay rival sino aburrimiento.

[sexto_anaklan]

No es escarnio, ya se imagina usted, sino remordimiento y autoculpabilidad. Conceptos que nos convierten, al mismo tiempo, en seres racionales y desgraciados.

No existe rival porque no hay competición en esta carrera, y aquellos que corren en las calles adyacentes a la nuestra lo hacen por el mismo motivo que nosotros. Éste es el mismo por el cual al observar la belleza de las estrellas, a través de la ventana, no saltamos intentando alcanzarlas: volver a observarlas pasado un día.

La selección natural hizo que mis alas no llegasen a mostrarse nunca. Para aquellos que, en nuestra valentía, afrontamos miedos y alegrías refugiándonos debajo de la tierra o detrás de la maleza (metafórica, informática o arbustiva) cualquier exaltación u ostentosidad es un estorbo, y un lastre. Ya sabe que prefiero cobijarme a volar, sin tan siquiera saber si tengo vértigo a la altura.

Por suerte para el desorientado el camino a casa tiene una sola dirección, pero dos sentidos en los que ser recorrido: llegar a la salvación dando la vuelta y volviendo sobre sus pasos, o esperando a que la salvación siga rigurosamente sus huellas hasta alcanzarlo. Y, como si de un as en la manga se tratase, además, siempre pueden encontrarse en mitad del camino, aún a sabiendas que no son éticas las trampas en las cartas.

La devoción emocional que siembra su genio promulga la satisfacción plena aún siendo ésta literaria y, por tanto, ilusoria (antónimo de ficticia, no me malinterprete). Ella - ¿o quizá usted? - me sedujo (rompiendo complejos para la metamorfosis de piedra en carne) y me hechizó en cicatrices de hierros incandescentes; manteniendo en mi, a propósito, intacta la esencia y capacidad que todo ser humano debe mantener virginal, aún siendo sordo, mudo o ciego.