
Empecemos por la primera norma
que todos deberÃamos observar:
Una sonrisa puede mover el mundo,
todas las cuestas se hacen más ligeras
y los problemas, si no desaparecen,
acaban por parecernos mera rutina.
Si no sabe como hacerlo, yo le explico;
las comisuras de los labios
han de quedar mirando hacia arriba.
Después de la sonrisa, que -por supuesto-
debe ser continua y no fingida,
acérquese a la máquina de la risa.
Esta maquinaria pesada se encargará
de hacerle cosquillas, muchas cosquillas,
tantas que ustéd creerá morirse.
Primero dos veces por semana,
luego todos los dÃas una sola vez
y ya podrá empezar a ulizarla
dos veces, mÃnimo, todos los dÃas,
fines de semana incluidos.
Y aquà lo dejamos por hoy,
vuelvan mañana...
A esta misma hora y en este mismo lugar;
les espera Issa Risas, licenciada.
-Son diéd mil-