Con el ceño posado en un pañuelo,
en una capa remilgada y deshilada
fruncía mi alma en tus sueños,
y quedandose muy quieta y arrugada
te miraba desde aquellas ramas huecas
y pensaba...
Cómo estarían gozando las olas
de aquel rio que te bañaba,
cómo estarían disfrutando las rocas
que descalza tú pisabas.
Y mi alma,
quería sentirse agua,
y quería sentirse piedra
quemar tu piel sin ser fragua
y oler de cerca tus piernas.
Y yo con un vástago
acuchillaba las aguas
de aquel río que moja
mis pobres agallas,
que no me dejan decirte
que allí te espero
ahogandome en el tiempo
sin ningún espejo,
que intente convencerme
a mi mismo, de que me miento.
Allí,
donde moríamos juntos,
en esas dunas de arena morena
donde aislados de tumultos
corrías tú por mis venas.
Allí,
donde las voces susurradas
eran auténticos tambores
y tus gestos y miradas
eran anzuelos todas las noches.
Allí,
donde nuestros labios
luchaban desnudos,
y ni flojos ni hartos
querían ser nudos.
Allí,
donde vivían mis recuerdos,
en esa cueva de pupila de gato
donde dormían gotitas de besos,
que me dabas sin lengua de trapo.
Te espero allí
¿Quién está conectado?
Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 15 invitados