Han dejado de observar el mar.
Solo alcanzan ya plomizos días
y árboles de acero cristal
elevándose sobre una jungla de heridas.
Nublados por el avance del ser humano,
sin ánimo de caridad,ni lealtad,
donde no hay lugar para las manos,
sino para las escaleras repletas de cadáveres,
conformados por el águila al derribar el ajedrez.
Núbes de carbón infectadas en azabache
sobrevolando insoportables tumbas de sal
donde a veces se encuentran dos haces
luminiscentes de belleza y enfermiza verdad.
Que no asesine su fulgor la mentira
que se esconde tras cada paso,
o quizá tras cada mano amiga,
que siempre confiábamos, fuese descanso.
Que no les arranquen cruelmente su brillo de vida,
los bellos escuálidos que esconden sus colmillos
entre los pliegues de sus trajes de rutina,
y edulcoradas existencias de cieno negro.
A pesar de ser dos pájaros enjaulados,
entre el asfalto y el hormigón más infecto,
mantienen pura toda mi esperanza
y la viveza de cada uno de mis sueños.
Un gallifante para quien adivine la dedicatoria.Ja!
Otra vez agradecer a Adiskide por su idea y el título(más o menos compañero)

También va dedicada para tod@s l@s herman@s santillana...


(Nosotros nos entendemos)