Errantes versos escondidos
Errantes versos escondidos
¿Por qué no hondeas tus labios y los lanzas a mi piel? Que ya sabes que puedes venir a mi vera a fruncirme la espalda con tus manos y recibir una llama fervorosa que nutra a tu corazón, que esculpa un lago en la noche en el que nos bañamos tu y yo, que esculpa en mi sabor tu silueta como sombra de amor, con luna a tu espalda resaltando, si cabe, tu oscura imagen, que es la portada de mis sueños cada vez que pienso en ti, cada vez que te dibujo en mi mente y desaparece todo a mi alrededor, para que eso que llaman pasión, me emborrache de tu voz y recuerde tu sonrisa a cada paso que doy, si es que no he tenido que sentarme y he podido aguantar de pie el aluvión de tus encantos, que seguro ha tenido parada en cada uno de mis sentidos, seguro que todos ellos han visto, tocado u oido, alguna pizca de tus ojos y su bonito colorido, solo tengo que pararme a respirar, coger aire bien hondo y estrenar una sonrisa más, otra sonrisa por ti, la más bonita, para la más bonita de las flores del jardín. Y aún con la garganta de arena, le grito al sol desde el balcón, que no deje de broncearte la piel como la llevas hoy y todavía con la garganta helada, le grito a la luna, que no deje de iluminarte en las brumas y llenar tu piel de plata en las sombras a la par del mar, y con una mirada le digo a cada estrella que no deben buscar más, que ya pueden salir de día también porque no les hará falta descansar, ya que he encontrado dos luceros más bonitos que cualquier estrella fugaz, son bonitos incluso escondidos tras tus parpados, son bonitos cuando duermes, son bonitos en cada despertar.
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