Estaba el cielo
lejos, de mis pasos.
Esta noche,
era noche,
de soledad.
Me confundía
con las farolas,
decía que eran antorchas.
El merchero que las
encendía, una duendecilla,
tan pequeñilla,
que no la veía,
ni apoyando mis rodillas
en la cera.
Ays! si pudiera
llamar al zorro,
que siempre me acompañaba,
en las horas solitarias.
Me diste una guitarra,
pregunte tu nombre,
me dijiste que te llamabas,
Leize.
Yo sorprendido,
me senté en el bordillo,
empece a tocar una canción,
y tu le diste letra,
y ritmo con mucho tesón.
Yo te ofrecí vino,
lo cogiste y bebiste,
como si tratasemos
de dos conocidos.
La muchedumbre
que andaba por las calles,
se quedaba parada.
Parecía que se
hipnotizaban,
yo, seguía dando
al ritmo, y a las cuerdas.
Echaban monedas,
y yo daba las gracias,
como si de ricos se trataran.
Ays! terminó la actuación,
vino un madero,
y a toda la peña,
incluso a mi y a ella,
desalojó.
Marche junto ella
ibamos camino al sol.
Se le calló
una celpa del pelo,
cuando me agaché a recogerlo,
me dió un beso y se despidió.
Timidez la mía,
al quedarme perplejo en tal
situación.
Yo dije, "adios princesa".
Ella me dijo,
"adios Ángel,
que sepas,
que esto no es ningun cuento,
solo pura pasión".
En la cera, bien acompañado
¿Quién está conectado?
Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 22 invitados