Papel, vuelvo a ti porque tú escuchas. Me has fallado muchas veces reflejando lo que no quería y rechazando lo que te pedía, pero de todas formas has estado aquí. Me has recordado que eres una mierda y que yo lo soy más, que tú vales poco y yo ni siquiera eso. Pero da igual: no ha habido sorpresas. Ahora no sé si nos hemos aguantado más de lo que esperaba o si ha sido demasiado corto, quiero que tú también comprendas que no funcionamos juntos, devuélveme mi vida y te devolveré a tu árbol.
Lo acepto, me rindo. ¿Cuánto he durado contigo desde que decidí tocarte otra vez? Años para atreverme y...¿dos, tres meses para hartarme? Pues que sea la última vez que escupo mi rabia en ti:
Deshazte o quémate, no te necesito, no te utilizaré mas y si lo hago no será para volverte a leer. No es buen trato cuidarte con cariño para que tú, a cambio, me avergüences. Estabas para descargarme en ti y me fallaste, traidor. Sería muy egoísta no darte las gracias por los pocos momentos en los que serviste para algo, pero ahora prefiero que ardas; hazlo rápido. No te alimentaré más con mis palabras para después cogerte y leerte otra vez, si te regalo letras alguna vez será para lanzarte bien lejos y no volverte a ver.
Vete, lo nuestro no fue bueno y por eso no duró. Aquí decido yo y no has cumplido; te despido. No quiero volver a arrepentirme de confiar en ti y contarte algún secreto.
Ya tengo la cerilla, prepárate. Si no quieres arder completamente y convertirte en cenizas no lo hagas, quizás te necesite alguna vez, pero espero que te agotes y tardes en curarte, que ahora no te quiero ver.
(Y adiós y que te den)
Despedida al papel
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