Después de tanto tiempo luchando contra ella, tiene su sitio. Es inevitable que no lo tenga. Disfrutemos de ella, pues. Disfrutemos de no pensar en nadie, de ver el pasado como algo que está ahí y que se queda así porque es el pasado y el pasado nunca vuelve. Disfrutemos de todo lo vivido siendo conscientes de que lo que viene será mejor. Que no hay mal que por bien no venga y que estar solos no es malo. Es malo buscar y no encontrar, es malo sentir y reprimir, es malo querer y no poder, es malo dar demasiada importancia al amor. No es malo esperarlo, disfrutar todo lo posible de esa espera. Una espera sin tristezas, con amistad, música, cine, conciertos, cafés, conversaciones a media noche, con millones de cosas que hacen sentir vivo a cualquiera, con millones de abrazos que hacen olvidar aquello que duele. Que las cosas no se arreglan pensando como se arreglan, que hay cosas que no tienen solución y ¿para qué preocuparse? Que cuando todo va mal siempre hay algo que va bien, solo tienes que dejar de pensar en lo que va mal para encontrar todo lo que va bien. Que las cosas vienen cuando menos te lo esperas, cuando no piensas en ello, rompiéndote los esquemas y no las puedes evitar. No, no se pueden evitar los sentimientos que rompen y los sentimientos inevitables son los válidos, los que hacen sentir que la vida merece la pena, los que nos hacen sentir vivos. La vida es un cúmulo de sentimientos que nos llevan a hacer unas cosas u otras, dejémonos llevar por ellos que al final todo está bien, sino no es el final.
Esto va para unas personitas que me han hecho pensar así por fin y ver lo que hay a mi alrededor, creo ellos saben quienes son. Gracias por hacerme recuperar las sonrisas de las que me olvidé disfrutar en otro tiempo.
Tal vez no tenga mucho sentido ponerlo aquí, pero igual le viene a alguien leer dosis de optimismo
