Cuantas mañanas
y tardes pasamos al lado
del mar.
Cuantas mañanas
cayó la luna,
y subió el sol,
a la colina de el amanecer.
Cuantos días
tuvieron pasar, para
poder regresar,
a donde estabamos.
Cuantas veces,
te tuve, que decir,
que yo era
un simple poeta,
que escribía por un cacho de pan.
También por
un vaso de vino.
Que no falte el vino
nunca, es gran compañero
de la compasión.
Como te estaba diciendo,
yo quise volar,
y no pude, los cigarros,
no me dejaron.
Llegué a la puerta,
de la desesparación,
llamé, y no me abrieron la puerta.
Ya me volví loco,
buscando una respuesta.
No la encontraba,
yo pienso, ¿que será la
ignorancia, de cada uno?.
O el simple echo,
de no creer en un dios.
No lo sé, es algo
muy raro de razonar.
Yo como siempre,
huí a con la amiga soledad,
a los bosques de mi cabeza.
Me encendí un cigarro,
pillé un vaso de vino,
y mi armonica, gran compañera.
Y no volví a
despertar.
Volví a soñar,
en que este mundo,
era real.
¿Un mundo real?
¿Un mundo real?
Última edición por Deltoya el Dom Jun 06, 2004 12:51 am, editado 1 vez en total.
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