Hoy me confundí
al cerrar la puerta de nuevo
sentí morir congelada
sentí frio abrasador.
No era la nevera, no,
era el congelador
y no veas que horror
mi corazón se congeló.
Mis piernas se quiebran
ya casi no las noto avanzar
este dolor no me deja andar
nos va a sepulcrar.
¿Cómo me pude confundir?
Fue la puerta
que me llamaba a mí
y me convenció.
Se abrió la puerta galantemente
y me invitó a pasar
y yo sin personalidad
no dude en entrar.
Y ahora vease aquí
padeciendo la frialdad
es sobrehumana que ni respirar
se acaba la vida
llega el final.
Ida de olla (segunda parte... parte final...)
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