....y entonces la princesa abandonó el cuento, porque se dio cuenta que su luz la alumbraba demasiado y pensó, se dio cuenta, que no se merecía tanta luz, y no es porque ya no la quisiera, quizás por miedo a lo que le alumbraría, quizás por miedo a lo que ya le había alumbrado, porque jamás pensó en utilizarla a su antojo, ni siquiera apagarla cuando ya no la quisiera(porque siempre le serviría), sino más bien, ella solo quería dejarla encendida, solo dejarla encendida hasta descubrir el rostro de esa luz a su lado y ya nunca jamás tendría que necesitar más luz que la de sus ojos....
pero hoy la princesa se acaba, y con ella se acaba el cuento, aunque siempre quedará el recuerdo de esa luz y cuando piense en él, seguirá encendiéndose en su camino una brillante llama con su nombre, y la princesa pensará...-mira, por allí va mi destino-...
Y en cada paso, y en cada suspiro, a cada sueño y a cada gota de lluvia, ahí estará la luz, porque ella estará allí, en su corazón, aunque la luz se haya apagado, aunque la luz brille para otra princesa, aunque esa luz ya no sea una luz, estrá allí para que la princesa oiga un-yo no te quiero, yo te amo...-y así pueda seguir adelante, aunque el cuento se haya acabado.
(y hoy la princesa no dice adios al cuento, es su luz la q se apaga)para mi luz...q se apaga, q está lejos...((ralde))
....a mi luz.
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