Me acuerdo
de esa noche
donde el canuto
se cosnumía.
Donde las palabras
no se acababan,
donde el humo
llenaba de sabiduría
la habitación.
Tomabamos
un buen tinto.
La televisión andaba
encendida y nosotros
pasabamos de ella.
No nos veiamos
desde hace meses,
y parecía, que habiamos
estado todo este tiempo juntos.
Ya eran las cuatro
de la mañana,
decidimos descansar.
Cada uno nos fuimos
a nuestra cama,
y cada uno no despertó
hasta la mañana.
Esto es pa un colega mío, mas conocido por Ñoño, no lo leerá por que es un bribón, pero ya se la haré leer, por esos días contigo cabron!
Antonio
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