Te puedo llamar
como tu quieres,
o como yo quiera.
¡Que gran cuestion!,
me da igual que
estes acompañada.
No sé
la verdad,
que nunca me lo plantee
así.
Pero me diste coba,
y acepté.
Ahora que
no puedo decirte
princesa, por que tengas
un amante que no soy yo.
Me da igual
por que lo haré.
Esto va por tí,
y sabes quien eres,
no olvides, que esto
no es un brindis,
ni un adios.
Es un poema
que va por tí.
No puedo llamarte...
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