Unete Hermano Proletario
Ven hermano,unete a mi canto.
Hermano obrero,
baja de ese andamaio;
tú,honrado campesino
de hoz y puño alzado.
Ven hermano proletario
alza tu mano aniquilada
por tantos años
por tanto silencio y fango.
Hora de empezar lo que no terminamos,
unete a mi canto,
tiempo de darme tu mano,
y luchar codo con codo
hermano con hermano.
A ti que te perla al frente
el sudor de tu trabajo
a ti que la fatiga quiebra
tus huesos por míseros salarios.
A ti que sientes el peso
de tu familia,
de la sacristía,
del capital, del Estado
¡Liberate hermano!
No más sufrimientos,
no más llanto destemplado
quemando en el cemento
ardiendo a tu paso.
Basta ya de ser esclavos.
Luchamos en múltiples barricadas,
siempre defendiendo lo nuestro,
siempre peleandolo a horcajadas.
Ven hermano proletario
canta sin miedo
alza tu voz,alza tu cara
demacrada por la vida,
por la historia maltratada,
pero que mantienes altiva.
Nustro grito retumba,
brota de la tierra
donde se estrellaron
miles de ilusiones rotas
donde enterramos a tantos hermanos
muertos en el anonimato,
regandoles entre llantos,
muertos bajo el signo del esclavo.
Nos robarán nuestro trabajo,
nuestra familia, segarán vidas,
pero nunca silenciaran nuestro canto,
canto de unidad
canto solidario,
contra el capital,
entre hermanos.
En desunión,
somos frágiles briznas en sus manos,
con la unión,
seremos fuertes varas unidas con abrazos.
Yo te digo,
unete hermano proletario.
Sin fronteras,sin banderas,
solo nosotros y nuestras conciencias.
Mi humilde aportación a la conmemoración del 73ª aniversario de la instauración de la II República en España.
Dedicada a los miles de milicianos y milicianas muertos en combate contra el fascismo entre el 34 y el 55. Y también a los brigadistas internacionales "gracias por venir,por luchar aquí"
Salud
C.G.
Unión de Hermanos Proletarios
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Ya que estamos hoy, plenamente rojo-republicanos uno que me encanta:
Rusia - Miguel Hernández
En trenes poseÃdos de una pasión errante
por el carbón y el hierro que los provoca y mueve,
y en tensos aeroplanos de plumaje tajante
recorro la nación del trabajo y la nieve.
De la extensión de Rusia, de sus tiernas ventanas,
sale una voz profunda de máquinas y manos,
que indica entre mujeres: Aquà están tus hermanas,
y prorrumpe entre hombres: Estos son tus hermanos.
Basta mirar: se cubre de verdad la mirada.
Basta escuchar: retumba la sangre en las orejas.
De cada aliento sale la ardiente bocanada
de tantos corazones unidos por parejas.
Ah, compañero Stalin: de un pueblo de mendigos
has hecho un pueblo de hombres que sacuden la frente,
y la cárcel ahuyentan, y prodigan los trigos,
como a un inmenso esfuerzo le cabe: inmensamente.
De unos hombres que apenas a vivir se atrevÃan
con la boca amarrada y el sueño esclavizado:
de unos cuerpos que andaban, vacilaban, crujÃan,
una masa de férreo volumen has forjado.
Has forjado una especie de mineral sencillo,
que observa la conducta del metal más valioso,
perfecciona el motor, y señala el martillo,
la hélice, la salud, con un dedo orgulloso.
Polvo para los zares, los reales bandidos:
Rusia nevada de hambre, dolor y cautiverios.
Ayer sus hijos iban a la muerte vencidos,
hoy proclaman la vida y hunden los cementerios.
Ayer iban sus rÃos derritiendo los hielos,
quemados por la sangre de los trabajadores.
Hoy descubren industrias, maquinarias, anhelos,
y cantan rodeados de fábricas y flores.
Y los ancianos lentos que llevan una huella
de zar sobre sus hombros, interrumpen el paso,
por desplumar alegres su alta barba de estrella
ante el fulgor que remoza su ocaso.
Las chozas se convierten en casas de granito.
El corazón se queda desnudo entre verdades.
Y como una visión real de lo inaudito,
brotan sobre la nada bandadas de ciudades.
La juventud de Rusia se esgrime y se agiganta
como un arma afilada por los rinocerontes.
La metalurgia suena dichosa de garganta,
y vibran los martillos de pie sobre los montes.
Con las inagotables vacas de oro yacente
que ordeñan los mineros de los montes Urales,
Rusia edifica un mundo feliz y trasparente
para los hombres llenos de impulsos fraternales.
Hoy que contra mi patria clavan sus bayonetas
legiones malparidas por una torpe entraña,
los girasoles rusos, como ciegos planetas,
hacen girar su rostro de rayos hacia España.
Aquà está Rusia entera vestida de soldado,
protegiendo a los niños que anhela la trilita
de Italia y de Alemania bajo el sueño sagrado,
y que del vientre mismo de la madre los quita.
Dormitorios de niños españoles: zarpazos
de inocencia que arrojan de Madrid, de Valencia,
a Mussolini, a Hitler, los dos mariconazos,
la vida que destruyen manchados de inocencia.
Frágiles dormitorios al sol de la luz clara,
sangrienta de repente y erizada de astillas.
¡Si tanto dormitorio deshecho se arrojara
sobre las dos cabezas y las cuatro mejillas!
Se arrojará, me advierte desde su tumba viva
Lenin, con pie de mármol y voz de bronce quieto,
mientras contempla inmóvil el agua constructiva
que fluye en forma humana detrás de su esqueleto.
Rusia y España, unidas como fuerzas hermanas,
fuerza serán que cierre las fauces de la guerra.
Y sólo se verá tractores y manzanas,
panes y juventud sobre la tierra.
Rusia - Miguel Hernández
En trenes poseÃdos de una pasión errante
por el carbón y el hierro que los provoca y mueve,
y en tensos aeroplanos de plumaje tajante
recorro la nación del trabajo y la nieve.
De la extensión de Rusia, de sus tiernas ventanas,
sale una voz profunda de máquinas y manos,
que indica entre mujeres: Aquà están tus hermanas,
y prorrumpe entre hombres: Estos son tus hermanos.
Basta mirar: se cubre de verdad la mirada.
Basta escuchar: retumba la sangre en las orejas.
De cada aliento sale la ardiente bocanada
de tantos corazones unidos por parejas.
Ah, compañero Stalin: de un pueblo de mendigos
has hecho un pueblo de hombres que sacuden la frente,
y la cárcel ahuyentan, y prodigan los trigos,
como a un inmenso esfuerzo le cabe: inmensamente.
De unos hombres que apenas a vivir se atrevÃan
con la boca amarrada y el sueño esclavizado:
de unos cuerpos que andaban, vacilaban, crujÃan,
una masa de férreo volumen has forjado.
Has forjado una especie de mineral sencillo,
que observa la conducta del metal más valioso,
perfecciona el motor, y señala el martillo,
la hélice, la salud, con un dedo orgulloso.
Polvo para los zares, los reales bandidos:
Rusia nevada de hambre, dolor y cautiverios.
Ayer sus hijos iban a la muerte vencidos,
hoy proclaman la vida y hunden los cementerios.
Ayer iban sus rÃos derritiendo los hielos,
quemados por la sangre de los trabajadores.
Hoy descubren industrias, maquinarias, anhelos,
y cantan rodeados de fábricas y flores.
Y los ancianos lentos que llevan una huella
de zar sobre sus hombros, interrumpen el paso,
por desplumar alegres su alta barba de estrella
ante el fulgor que remoza su ocaso.
Las chozas se convierten en casas de granito.
El corazón se queda desnudo entre verdades.
Y como una visión real de lo inaudito,
brotan sobre la nada bandadas de ciudades.
La juventud de Rusia se esgrime y se agiganta
como un arma afilada por los rinocerontes.
La metalurgia suena dichosa de garganta,
y vibran los martillos de pie sobre los montes.
Con las inagotables vacas de oro yacente
que ordeñan los mineros de los montes Urales,
Rusia edifica un mundo feliz y trasparente
para los hombres llenos de impulsos fraternales.
Hoy que contra mi patria clavan sus bayonetas
legiones malparidas por una torpe entraña,
los girasoles rusos, como ciegos planetas,
hacen girar su rostro de rayos hacia España.
Aquà está Rusia entera vestida de soldado,
protegiendo a los niños que anhela la trilita
de Italia y de Alemania bajo el sueño sagrado,
y que del vientre mismo de la madre los quita.
Dormitorios de niños españoles: zarpazos
de inocencia que arrojan de Madrid, de Valencia,
a Mussolini, a Hitler, los dos mariconazos,
la vida que destruyen manchados de inocencia.
Frágiles dormitorios al sol de la luz clara,
sangrienta de repente y erizada de astillas.
¡Si tanto dormitorio deshecho se arrojara
sobre las dos cabezas y las cuatro mejillas!
Se arrojará, me advierte desde su tumba viva
Lenin, con pie de mármol y voz de bronce quieto,
mientras contempla inmóvil el agua constructiva
que fluye en forma humana detrás de su esqueleto.
Rusia y España, unidas como fuerzas hermanas,
fuerza serán que cierre las fauces de la guerra.
Y sólo se verá tractores y manzanas,
panes y juventud sobre la tierra.
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y otru más, no más que si no son propios, no tiene gracia.
A las Brigadas Internacionales - Rafael Alberti
VenÃs desde muy lejos... Mas esa lejanÃa,
¿qué es para vuestra sangre, que canta sin fronteras?
La necesaria muerte os nombra cada dÃa,
no importa en qué ciudades, campos o carreteras.
De este paÃs, del otro, del grande, del pequeño
del que apenas si al mapa da un color desvaÃdo,
son las mismas raÃces que tiene un mismo sueño
sencillamente anónimos y hablando habéis venido.
No conocéis siquiera ni el color de los muros
que vuestro infranqueable compromiso amuralla.
La tierra que os entierra la defendéis, seguros,
a tiros con la muerte vestida de batalla.
Quedad, que asà lo quieren los árboles, los llanos,
las mÃnimas partÃculas de la luz que reanima
un solo sentimiento que el mar sacude. ¡Hermanos!
Madrid con vuestro nombre se agranda y se ilumina.
A las Brigadas Internacionales - Rafael Alberti
VenÃs desde muy lejos... Mas esa lejanÃa,
¿qué es para vuestra sangre, que canta sin fronteras?
La necesaria muerte os nombra cada dÃa,
no importa en qué ciudades, campos o carreteras.
De este paÃs, del otro, del grande, del pequeño
del que apenas si al mapa da un color desvaÃdo,
son las mismas raÃces que tiene un mismo sueño
sencillamente anónimos y hablando habéis venido.
No conocéis siquiera ni el color de los muros
que vuestro infranqueable compromiso amuralla.
La tierra que os entierra la defendéis, seguros,
a tiros con la muerte vestida de batalla.
Quedad, que asà lo quieren los árboles, los llanos,
las mÃnimas partÃculas de la luz que reanima
un solo sentimiento que el mar sacude. ¡Hermanos!
Madrid con vuestro nombre se agranda y se ilumina.
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