Y me puse a
gritar.
A lo lejos
donde no me veía
nadie al pasar.
No lograba
alcanzar
a la luna.
Tampoco
llegué al sol,
pero me quedé en las
estrellas de tu corazón.
Llamame
alguna vez,
para conversar,
de lo bien que te va.
Sino,
ya te enviaré
alguna postal, para que
sepas, que no morí
en el camino.
Mi corazón
estuvo en vilo,
pero nada mas
que el silencio,
inundo mis oídos.
Sonaba
el agua al caer,
sonaban lagrimas
que caían de tus ojos,
al no merecer simpatía.
Ojala escribiera
un soneto,
y comprendieras por
que mi huida.
No tengas los
ojos tristes
ya los secaré,
con la manga
de mi sudadera.
No te preocupes
que volveré,
aunque al cantar
me duela decir
tu nombre.
¿Me va bien no?
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