Día nuboso y a la espera de fuertes lluvias? la emisora del coche en el que viajan iba repitiendo la noticia. Marcos y Sofía volvían de su pequeña escapada de fin de semana.
- cambia de emisora.
- ¿No quieres saber qué tiempo va a hacernos?
- Pues la verdad, es que no. Aunque sea de noche casi, las nubes indican claramente que va a llover.
- Bueno, pero así vamos sobre seguro. Yo quiero saber si nos vamos a encontrar con algún atasco.
- Vale. Tú ganas. Entonces seguiremos escuchando las noticias.
La única luz que se veía era la de su automóvil. Por aquella carretera de montaña no circulaba ningún otro coche. Para Marcos no era difícil conducir por allí, ya se conocía el camino. Una vez que ya bajaron el puerto la carretera era toda una línea recta. El sonido de los truenos indicaba que la lluvia pronto comenzaría a caer.
Sofía iba mirando al cielo con cada resplandor que aparecía en el. Todos parecían ser de la misma intensidad. Todos menos uno. Un fuerte resplandor que ilumino la parte alta de una de las montañas, del que un fuerte rayo cayo hasta el suelo.
- ¿Has visto eso? Le dijo a Marcos asustada.
- Si. Lo he visto. Ha sido impresionante.
Reduciendo la velocidad, Marcos se echo a un lado de la vía y estaciono su vehículo. Los dos se bajaron para poder observar que el rayo no cesaba su intensidad. Aquello no podía ser un rayo normal. Parecía más bien una fuerte corriente eléctrica conectando cielo y tierra. Un fuerte olor a tierra quemada parecía proceder de ese lado. De repente, la intensidad de la luz disminuyo dejando todo oscuro.
- ¿Qué crees que podía ser eso?
- No lo se. Yo pensé que era un rayo. No es que sea un erudito sobre el tema de rayos, pero nunca había visto algo así. De esa intensidad y duración. Era como si se ensañara con aquel lado de la montaña.
- Si no estamos muy lejos, podíamos acercarnos. Me ha intrigado, y ya que no estamos muy lejos podíamos ir hasta ese lugar y ver con nuestros propios ojos lo que ha ocurrido realmente.
- No se si es buena idea, Sofía. El ir hasta allí, nos hará llegar más tarde a casa.
- Mañana puede que hablen de esto en las noticias y nosotros tenemos la posibilidad de comprobar lo ocurrido.
Montando los dos en el coche siguieron conversando
- Espero que no vuelva a caer otro rayo de esos mientras estamos en ese lugar. Dijo Marcos.
- No seas gafe. Tan sólo es mirar un poco lo ocurrido. No me puedo creer que no tengas también curiosidad.
- La verdad, no la tengo. Si llevaras tantas horas conduciendo como yo, tampoco tú la tendrías.
- Si te vas a poner así, mejor no vamos.
- Ya me has picado a mí también con la curiosidad.
Tomaron rumbo hasta el lugar donde habían visto la luz. Al llegar allí desmontaron para subir al lugar andando, ya que no se podía acceder con el coche. El tramo del camino lo hicieron sin hablar, no por la altura si no por el frío que hacía. Llegaron a lo alto y miraron a su alrededor buscando señales del rayo. Encontraron un enorme hueco en el suelo. Profundo y negro. Al ir a acercarse más, la sombra del suelo pareció moverse. Ellos se asustaron y se echaron para atrás.
Lo que pudo parecer un efecto provocado por la luz, resulto ser real. Aquella sombra se movía, se levantaba. Lo que fuese, tomaba forma. Cuando lo que fuera tomaba forma, se iban separando formando lo que parecían seres. Extrañas formas con cabezas pequeñas y cuerpos delgados. Marcos agarro la mano de Sofía, y sin hablar nada, la apretó y fue tirando de ella para atraerla hacia atrás.
Los dos se miraron y echaron a correr colina abajo. Aquellas cosas oscuras se estaban levantando y separando, y eran varias. Marcos llegó primero al coche, se monto y lo puso en marcha esperando a que se subiera Sofía. Ella corría lo más rápido que podía, con miedo a que algunas de esas cosas la alcanzaran. Al llegar hasta la puerta y abrirla se fue a montar, en ese momento él acelero pensando que la iba a dar tiempo. Ella se sentó con el coche en marcha. En otra ocasión hubiera discutido por esa acción, en ese momento lo que imperaba era salir del lugar lo más rápido posible.
Marcos acelero todo lo posible y continuaron así hasta que se sintieron fuera de peligro. Salieron a una carretera y llegaron hasta un pueblo. No les sonaba a ninguno de los dos ni el nombre ni el lugar. Escucharon a gente gritando y corriendo por las calles. Él había reducido la velocidad al entrar en el pueblo, aún así al esquivar a un hombre que se les hecho encima, el coche se empotro contra una farola.
Después del golpe, intento poner el motor en marcha pero no funcionaba. Vieron desde el coche a las formas de la colina, ahora más claramente. Formas de cuerpo pequeño y delgado, con brazos, piernas y una cabeza sin pelo pequeña. No parecían tener ojos.
-Hay que salir de aquí ahora.
- Tengo mucho miedo Marcos
- Yo también lo tengo pero hay que hacerlo Sofía.
Salieron del coche y juntos corrieron hasta un edificio acristalado. Mucha gente se había refugiado allí. Ellos hicieron lo mismo. Los gritos continuaron escuchándose en el exterior. Uno de los cristales de la puerta se rompió y por el entraron algunas sombras. Los que se refugiaban dentro salieron a correr. Sofía mientras corría sintió como algo se entrelazaba en sus brazos inmovilizándola, desapareciendo entre sombras.
LOS PEQUEÑOS HOMBRES SOMBRA
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