Más alto

[Metelo_aqila]

Encontraste un sueño. Volaba raso, pero alto. Cercano, pero lejano. Rápido, pero pausado. A su paso, dejaba un silbido que llegaba hasta los oídos susurrando, sonriendo. Las hojas se giraban por la estela, y el Sol brillaba de manera especial en ellas. Muchas lo miraron fijamente por primera vez, y quedaron en un estado casi vegetativo, de felicidad y gratitud eterna. Otras bailaron entre ellas. No por parejas. Ni tampoco tríos, cuartetos, pandillas o cuadrillas. Todas con todas. Todas para todas. Se repartieron, cada una, un pedazo de sonrisa, porque sabían que si no era así, dejaría de ser sonrisa.

Tú estabas tumbado (o quizás tumbada...no recuerdo) en el césped. Tus pómulos se tostaban al Sol, y sobre ellos descansaban tus ojitos que se cerraban con la misma ternura de la manta que cubre al niño con frío en su cuna. Lo viste y empezaste a seguirlo lentamente, como empiezas a seguir a ese gatito lindo de tu barrio pretendiendo que no salga espatado. Poco a poco aceleraste el paso, hasta el trote. Paso a paso, ibas descubiendo algo que te gustaba, algo que te reportaba placer y reposo interior.

Al primer paso tu pie se hundió levemente en un charquillo de fango, lo cual suavizó la pisada, y en tu tobillo trotó un cosquilleo de placer.

Al segundo una polilla rozó levemente tu mano. Para mucha gente, incluso para ti, ese animal es feo y asqueroso, pero el tacto fue tan suave que emuló a los finos dedos de ese antiguo amor, y quisiste eternizar ese instante para siempre.

Al tercero, una brisa que portaba aroma de azahar llegó hasta tu nariz, y en la tortuosa carretera de tu sistema respiratorio, decidió saltarse el peaje de los pulmones y llegar directamente al corazón.

Al cuarto descubriste que el sueño no era el sueño, sino que el sueño era la cabalgata hacia el sueño. Y advertiste que el sueño que no era sueño estaba cada vez más cerca.

Al quinto, sin confiarte por el maravilloso hallazgo del paso anterior, pero haciendo tuyo ese conocimiento, aprendiste a volar.

Y volaste. Y volasteis. Y volamos. Y el sueño voló con nosotros. Quedó aún más lejos, pero más real. Más imposible, pero más parte de nosotros. Y aprendió de nosotros. Y aprendimos de él.

Y volamos más...y más alto.