Después de tantos días
cantando al vacío.
Porque la luna se convierte
en negrura si tú no estás.
Alzando la voz al cielo,
por si me oyes desde allí
en dónde estás.
Mi corazón te extraña,
mis brazos se quedan débiles,
sin fuerza alguna.
Casi todo lo que veo
pareces ser tú, casi todo
lo que oigo parece ser tu voz,
casi todo lo que huelo parece
ser tu olor.
Ando de nube en nube
soñando contigo, atenta
que solo es contigo.
Aún no has vuelto y me
falta el aire.
Cuando estabas tú podía
saborear la vida, reír
de la alegría u oler la brisa.
Me hiciste soñar con una
eterna primavera, creí
que estaba volando.
Incluso no soy ateo
pero tan sólo pido
un deseo.
Regresa junto a mi,
porque si tú no estás
las caricias se convierten
en llagas.
Siempre acabo en un
rincón y una voz me
habla desde el infierno.
Yo te haré soñar
cada instante, cada minuto,
iluminando cada milagro.
Tú, como una lágrima
dulce y amarga, vienes
y vas.
Estoy encerrado, me encierran
paredes sin salida, sin destino.
Te canto al cielo, te rezo
bajo este techo, si me vienes a
buscar.
Porque cada gota que cae
al filo de mis pies, corta
las puntas de mis zapatos.
Y te escribo versos, con rima
de alegría y dos margaritas,
por si vuelves... así podrás
contar los te quieros que no me
dijiste o los te quieros
que nunca pronunciaste
cuando estuve allí.
Allí dónde no había oscuridad,
que a veces retumbaba mi voz,
pensado que hablaba contigo o
que caía hacia el vacío.
Te cuento, que aquí solo se te
extraña y siento que tengo
una piedra clavada.
No es la luz lo que me importa,son los segundos de oscuridad
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