Las horas pasaron largas después del robo al banco, no se pensó que aquello podría haber salido como salio. Todo lo planeado fallo. Primero contando con que el dinero conseguido era mucho menos de lo esperado, sin contar con las vidas de sus compañeros, muertos por los disparos de la policía en la huida. Entre ellos al que más echaría de menos, era a Marcos, su gran amor, lo qué más quería y por él que se había embarcado en tan loca acción. Él, y solo él, una mente fría y calculadora como la suya. Un tío inteligente a la vez que atractivo. Vamos, el típico tío guapo en el que te fijas nada más verle.
Su cabeza la dolía horrores. Había conseguido escapar de aquellos policías que la tenían acorralada en el banco, y ahora?. Se encontraba sola y rodeada.
La voz del megáfono de la policía parecía tan cerca de su cabeza, diciéndola que saliera con las manos en alto, que se rindiera. No, ella jamás se rendiría. Ellos no conseguirían hacer que ella hiciera eso. Prefería morir allí mismo, sola, que entregarse a aquellos cerdos que la esperaban. Se sentía como un escorpión rodeado por un círculo de fuego, y como tal terminaría.
Mientras los policías se preparaban para entrar después de haber lanzado las bombas de humo, sonó un disparo seco dentro de la casa abandonada. Ellos entraron dispuestos a todo. Se encontraron con el cuerpo aun caliente pero muerto con un disparo en la cabeza. En su rostro se dibujaba una dulce sonrisa.
