
Triste y solitario, apenas alcanzo a distinguir las sombras de mi vida.
Ataviado solamente con mi desesperación
cruzo la espesa niebla de mi amargura
Hacia algún recóndito lugar perdido en mi memoria.
La noche me envuelve con su manto eterno
Ofreciéndome un consuelo incomparable sin pedir nada a cambio.
Un lugar donde esconderme, es todo lo que necesito.
A pesar de ello sigo deambulando en la oscuridad, por la confusa senda de mi destino
Con la esperanza de encontrar un abismo, que se trague lo que debió permanecer oculto.