Pa ella

[def_korn_]

Hoy es uno de esos días en los que nada ha salido bien. Nada ha salido mal. Nada ha salido de este sueño en el que me veo inmersa. Las circunstancias han adquirido personalidad y la mía se ha volatilizado. Me encuentro sin riendas, sin fuerzas. Mis párpados, como moribundos en calles empedradas, apenas se dignan a separarse, llevo al menos dos horas bostezando sin descanso oportuno y buscando una mínima reflexión, alguna razón por la que levantarme de la cama no resulte un acto inmoral e innecesario.

Como fuerzas, tomo un llanto, y con espíritu robado, me incorporo rápidamente y tanteo la superficie. Una alfombra roja de no muy grandes dimensiones pero con un grabado tan especial como simbólico. Me recordaba a mi padre, pues fue él quien me la regaló. Añoro ese recuerdo. Después de mucho tiempo, me he parado a sentir el abrazo de la alfombra en mis pies desnudos. Mis terminaciones nerviosas susurran entre ellas de puro placer, y el roce con la tela hace que un cosquilleo indague cada rincón de mi cuerpo. La dulzura me consume. Siempre he anhelado morir así, en una nube...

Una tenue luz me resucita. Mi madre se ha levantado y va, entre sollozos, a por un vaso de agua, tarea que me había encomendado hacía unos minutos. Sin palabras, sin peticiones, bastó que mi corazón se enfureciese, y me advirtiera de un gemido en la habitación contigua. Cientos de ideas se suceden atropelladamente en mi cabeza, intento ahuyentarlas y tranquilizarme. Una vez en la cocina, todo me resulta desconocido, como si las paredes girasen en su órbita, y yo fuera su eje, estoy desorientada. ¿Acaso será la hora?, ¿será el lugar?. No lo sé, e intento buscar los vasos. No entiendo nada, ¿tanto ha cambiado mi casa en unas horas?.

No puedo parar de golpear fuerte e incansablemente la mesa, con los puños cerrados, llenos de rabia. Tanta terapia psicológica y espiritual, inútil. Sólo conozco una manera de desahogo. Libero la impotencia en un gruñido, y desato mi ira en las grietas de la mesa. Las súplicas de mi madre hacen que las paredes giren más deprisa, y que yo me encuentre dando tumbos y bandazos como náufrago sin estrella.

Apenas sí logro abrir el grifo y mantener el pulso mientras el vaso se llena. Infinita espera para los aullidos de arriba que, sin piedad, lapidan mi corazón. Nunca pensé en agobio producido por una escalera, ni que ésta fuera tan larga. Los escalones superpuestos sin un fin determinado, me ofrecen una cara tan otoñal como inalcanzable. Y, cual animales sedientos de vida, absorben encarecidamente cada gota que derramo del vaso, cada lágrima que escupe mi alma.

Con toda noción perdida, continúo subiendo escalón, tras escalón. Cuanto más fuerte piso, más rápido pierdo de vista mi sombra, y más ambiguo veo el final. Se disipa sin escrúpulos ante mí, como si la estela de un ladrón de caricias nublara mi meta y desapareciera en un suspiro. Los cuadros me miran, me observan fijamente. ¿De dónde habrán salido tantos marcos para tantos retratos?. Puedo sentir el rayo de sus pupilas atravesándome, cumpliendo su enmienda.

No encuentro mejor ni más áspero apoyo que esta preciosa barandilla que, barnizada con mi sudor, reluce como esos ojos que aman. Brillo que alumbra mi senda, brillo al que me atengo y del que me sostengo. Parados los llantos, cesadas las plegarias, distingo mucho mejor los colmillos de un león amansado...

El vaso inundado de ilusiones y noches en vela, se abre paso. Lo llevo en mi mano y arde, arde incandescente, carente de respuestas. Divaga entre sombras y esclarece los cielos. Sumida en la desesperación, no pienso, sólo actúo.

Un nuevo sol aparece, otro ha muerto. Y ella está tumbada en la cama con esa nueva estrella entre sus dientes, mi estrella.

[Vicky-tripi]

xd esta muy bonito.

[Kaizen]

Confirmando lo que decía antes.
¿Ha ido a visitarte Kafka?
Me ha encantado esta "invitación a viajar contigo", porque eso es lo que es esta historia (o eso pienso). Desde la absoluta desesperación al acopio de fuerzas, de ahí a la acción hasta que aparece la luz, en forma de brillo de una barandilla. Adivino que esa luz procede de tu lucha (tu sudor), por tanto de ti misma.

"Infinita espera para los aullidos de arriba que, sin piedad, lapidan mi corazón". Impresionante.