Mierda y cuchara:Petxol escribió:A ver las letras de Petenera, Mierda y Cuchara... en fin a ver si las vamos sacando!!
Cuéntame, dime quién te ha colgado el mar de las pestañas,
y ahora dársena de estiércol se tornó la comisura de los besos.
Sed de limón, cimbrear como las espadañas,
y en el hueco de mi espalda y la pared cuelga tu nido del revés,
y cada huevo parido es nada,
y cada beso en la boca es nada,
como si no hubiera pasado nada.
Un reguero de luna será nuestra casa,
de esta luna tan puta de pechos de plata.
Será el arrullar de la libertad que tiene cogida
pa ti y para mí en la goma de sus bragas.
Cuéntame del llover, de los días de mierda y cuchara,
de la rara podredumbre del querer cuando no falta de nada.
Porque sé que el saber no sirvió para dañar tus labios
y que te sobra todo lo que va después
del "yo te quiero" y "yo también",
y mi costilla arrancada es nada,
y cada trino quebrado es nada,
que fuimos, somos y seremos nada.
Aguacero de soles caerá en nuestra cama,
que sólo quiere amores de piernas mojadas,
y dejarnos prender, que no es menester
ponernos en pie, tú como luna en celo y yo como una cabra.
Regaré sin querer con silencio de estrellas tu cuarto,
que no anhela más que el grito del papel
en el que he escrito mi quehacer,
que nunca más servirá de nada,
si su tronío se queda en nada,
cuando su savia ya no riega nada.
Petenera (en carne viva)
Descose telarañas goteando cuando llega la alborea
y las pone a secar en la maleza de sus ojos que, al tronar,
le juran por los olivares que les dieron de amamantar
que van a dejar sin cabeza cada madrugar.
Le rondan las pirañas y se apaña azuzando la mirada
para alejarlas con las garrapatas que la quieren devorar,
y ser la neblina del bosque, que mira y no deja mirar,
penacho de invierno sediento de mi lagrimal.
De leña seca su ropaje, petenera su lamento,
en carne viva el carruaje que la lleva a sus adentros,
la sonrisa despeinada de ir en contra de los vientos.
Empalma hasta a los juncos que eran firmes antes de ser destronados
y nunca se ha corrido con el ruido del gentío y su existir,
comadre de las musarañas como en la canción del Martín,
que encuentra sentido al seguido del punto del fin.