Fue casualidad, eso fue
lo que permitió,
que estuviéramos solos
esa noche los dos.
Juntos en el mismo sitio
una misma tela nos separaba,
del cielo y del agua.
Las palabras se sucedían
contando cada vez
cosas mas intimas, mucho mas.
Cuando se hizo el silencio,
cuando las palabras se acabaron,
el espacio entre los dos
fue bajando.
Hasta que nuestros labios
por fin se juntaron,
algo que yo nunca
me hubiera imaginado.
Las caricias comenzaron
tocándonos tiernamente,
generándonos placer
mutuamente.
Al final dormidos los dos
el despertador sonó
el tiempo había acabado,
había que levantarnos.
CASUALIDAD EN LA NOCHE
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