Como lobos cobijados entre pinares,
Con el hambre abierto hasta el adiós,
Forjados para guerreros cansables
Inocentes bravos, pero sin dios.
Renunciaras a tu pan,
Por ver tus niños crecer,
Pero tu mañana no será
El de rendirse y volver,
Porque los cazadores salieron tras la veda,
Con los ojos abrazados a tu traspiés,
Contando las gotas que te quedan,
Para aguantar el derecho y no dejar el revés.
Te tocará en la curva del molino,
O refugiado en un pajar,
Tras tiempo sujetando tu destino,
Como el que se la juega al azar.
Aguantando los alfiles para atacar al rey
De los que juegan a cocerte la moral,
A cegarte cuando todavía ves,
Sirviendo de cronista fatal.
Como la oveja cobijada entre miradas,
Desgastada como su propia tos,
De memorias caninas y asustadas,
Con el hambre cerrada por el adiós.
Como lobos cobijados
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