Ayer soñó que era pájaro. Lo he notado por sus ojos y su sonrisa esta mañana. Soñó que era un bello canario de pecho anaranjado que cantaba cada mañana en la rama de un olivo, y al atardecer con sus cortitas plumas sobrevolaba la valla que divide en dos su vida, en lo que tiene y lo que debería tener.
Soñó que al llegar al otro lado la gente le admiraba por su color y se apresuraban a darle trabajo como anunciador de amaneceres en una preciosa jaula, tan bonita que había aprendido a amarla.
Soñó que entre esos humildes, pero dignos barrotes tenía un comedero repleto de alpiste (con poco se conformaba el hombre, que pá lo que ha tenido cualquier cosa le vale la pena).
Pero hasta el sueño más real amanece. Se vio allí tirado en un sucio suelo, miró su piel y aún era negra. Alguien le dijo ?ahora, hay que saltar ahora?...
?no sé si lo consiguió, cuando vi la sangre en la tierra cerré los ojos. Al fin y al cabo yo estoy en el otro lado y soy de otro color.
El pan de cada día
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