Bajo el peso de tu ley

[varinho]

En el banquillo de los acusados
se postra de blanco mortecino
mi cuerpo encadenado,
pero al tiempo con aire sibilino,
como aquel que sabe
no perdió jamás su sitio
aún habiendo sido volteado
y desterrado al más antagónico
de sus sinos.

Por abogado las líneas de unas manos
socavadas arduamente
y rastrilladas por el paso
de un aire totalmente exento de vos,
abrasivo e inorgánico,
carente de vida.

Acusaseme de querer ser como quiero
de crear mis propios fueros
entre almanaques de ilusiones,
por no mencionar las perjurias
sobre mí vertidas
que más tenían que ver
con los celos del Sol
que con mi amistad con la Luna.

Calumniándome de sitiar
cuanto consideran no debo poseer,
como la crecida del mar
ante un inminente temporal
o ante uno de sus ciclos.

Imploraseme que controle
los efluvios de mi voluntad,
a la que quieren maniatada
y viviendo bajo la soga
del miedo a la normalidad...

No Señorías, prefiero permanecer en pie y esperar su sentencia
antes que mi vida sea la de ustedes, pues a ello llevan sus leyes

¿Y cuál será el precio a pagar
por tan magno y ostentoso
ejercicio de locura
por parte de quien les habla?

El precio serás tú, poesía...

Poesía, ya solo espero de nuevo verte la cara
para poder dejar de soñarte
en el blanco y silencioso papel
y esculpirte de la única manera
que mi cuerpo conoce