El Tiempo y los Abandonados
El silencio abre sus brazos poderosos y los cuerpos se van separando cada uno a su rincón. El coche está detenido frente a un edificio de ladrillos anaranjados y el balcón del cuarto piso del portal diez está lleno de macetas de geranios rojos. Van a ser lo que Anna recuerde mañana con toda nitidez. Del
? Necesito tiempo para mí ? de Manuel sólo quedará un agujero en su corazón del tamaño de una cabeza de alfiler. Pero por ahí se irá escapando, día tras día, toda su alegría. Han pasado tres años, seis meses y tres días desde que le dijo por primera vez -te quiero- en una habitación con las persianas bajadas como si el mundo no estuviese levantado detrás de ellas.
El Tiempo lo ve todo con una gran preocupación. Se atusa la barbilla y frunce las cejas porque hace ya mucho que le concedió a Manuel, días, horas y minutos de más. Sin embargo, intuye que hay algo que desconoce todavía. Ahí está Anna. Suena el despertador, se despereza y el día va pasando, simplemente pasando. El Tiempo decide romper un poco las reglas y conceder a Manuel el que sus días tengan 24 horas y cuarenta y siete minutos. Como a ningún otro. Pero se le van, una vez más, en el trabajo. Después él se va a los acantilados y, noche tras noche, enciende un cigarro y se lo fuma dentro del coche con la mirada suspendida en la oscuridad. Muchas veces hace frío y el Tiempo se sienta junto a él, extendido como escarcha, observándole. El Tiempo está cansado de estar peleándole siempre los amantes a la Muerte. El miedo que ella suscita, el temor y el vértigo de no vivir lo suficiente antes de su llegada le roban al Tiempo siempre a los mejores. Las peleas entre ellos son feroces pero cuando Manuel apoya su cabeza contra el volante sabe que ésta también la está perdiendo.
Podemos tomarnos un tiempo para pensar -. Anna busca un lugar en la ciudad que no haya habitado junto a Manuel para pensar en todo el tiempo que se verá obligada a tomarse para pensar cuando ella no tiene nada en que pensar. El Tiempo sopla las nubes para que no llueva y Anna no tenga que meterse en los bares en los que puede encontrárselo o en casa donde todo transcurre tan despacio. Se lo ha tomado como una cuestión personal porque no lleva mucho junto a Anna pero ella tiene siempre las cejas levantadas como si hubiese venido al mundo a asombrarse. Además se tira en la cama y está con el Tiempo mucho rato aunque tenga que ir a trabajar. Sobre todo por las mañanas. Coge las horas y las gasta sin hacer más que desperezarse pero otras veces las multiplica por mil. Y muchas más cosas que al Tiempo le gustan de Anna.
Pero es inevitable. Se le encuentra de frente y Anna tiene la sensación de que no son brazos sino dudas las que la acogen en un - ¿qué tal estás-? Ante un café, el Tiempo, sentado entre los dos, se estremece cuando Manuel acaricia la mano de Anna y le dice ? El tiempo pone las cosas en su sitio. No eres tú, soy yo. El tiempo lo cura todo. Estarás bien -. El Tiempo golpea la taza de Manuel. Ha escuchado esa frase un millón cuatrocientas cincuenta y siete mil veces. Siempre acaban así. Delegando, descargando en sus espaldas la tremenda responsabilidad de estar con los abandonados día tras día. Estar con ellos cuando se levantan y a las ocho de la mañana ya empiezan a llorar. Estar con ellos, detenidos en cualquier lugar, con la mirada perdida. Esperar, junto a ellos, al lado del teléfono para no marcar. Soportar junto a ellos el temor a que los otros aparezcan en el peor momento que siempre son todos. Ir quitando, poco a poco, las astillas del pecho. Con sumo cuidado. Estar, permanecer. Hasta que un día, los abandonados, despiertan. Y ya no hay dolor. Entonces el Tiempo puede marcharse dejándoles montones de horas y minutos para que puedan ser ellos también felices.
Ahora, sin embargo, es distinto. El Tiempo pensó que, por un lado, el hecho de pasar los días junto a Anna iba a ser algo positivo, por lo menos para él. Pero verla levantarse y dejar pasar, le hace daño porque todo lo bueno de Anna está desapareciendo poco a poco. Manuel la ha llamado esta mañana y le ha dicho, entre otras cosas:
- Tranquila, yo no quiero que desaparezcas de mi vida, tenemos tiempo para vernos-.
Ahí el Tiempo se ha enfurecido. Se ha ido a la Muerte y le ha gritado antes de que saliese de casa. Pase que le alejes de ella pero no la mientas. La Muerte retrocede porque el Tiempo suele tener un carácter apacible a la hora de asumir que ha perdido la partida.
Sin embargo, la tempestad pasa. El despertador, implacable, las rutinas, los estados de ánimo organizados, el café de media mañana. El Tiempo ha permanecido al lado de Anna. Ahora todo está bien. Al fin y al cabo, no es muy distinta al resto. Aunque a veces sí. Y esas veces, pequeñas y escondidas, al Tiempo le gustaría pedir un deseo. Uno tan sólo. Ser hombre de carne y hueso, acurrucarse junto a Anna por las mañanas, apagar el despertador de un manotazo y decirle, en voz baja , - tranquila, mi amor, tenemos todo el tiempo del mundo.
El tiempo y los abandonados
Recuerdo la primera vez que te leí este relato... yo estaba cansada de que todo el mundo me dijese "date tiempo, dale tiempo" y me lo enviaste 
Aun te lo agradezco ahora... lo que me hizo pensar, sentir y todo lo que me plantee después de leerlo...
Gracias por escribirlo, por enviarmelo y sobre todo, por recordarmelo hoy! No dejes de escribir todo aquello que se pasa por esa cabecita y aún menos de enseñarmelo!!
Muaka!!

Aun te lo agradezco ahora... lo que me hizo pensar, sentir y todo lo que me plantee después de leerlo...
Gracias por escribirlo, por enviarmelo y sobre todo, por recordarmelo hoy! No dejes de escribir todo aquello que se pasa por esa cabecita y aún menos de enseñarmelo!!
Muaka!!
Ya veo k no soi el uniko al k mandas a esta pagina jeje, aces bien,tienes una gran cabecita pa estas cosas y se te da mu bien escribir. Ami por lo mens me han gustado bastant tus relatos, te sabes expresar muy bien en ellos y weno son como tu..
Ya sabes lo mal ke se me da expresarm y lo muxo k m cuesta decir lo k se m pasa x la cabeza, asi k nada kereis un comentario y aki lo tiens
NO dejes de escribir k lo aces muy bien
Asias x estar siempre ahi
Muuuuuaks
Ya sabes lo mal ke se me da expresarm y lo muxo k m cuesta decir lo k se m pasa x la cabeza, asi k nada kereis un comentario y aki lo tiens
NO dejes de escribir k lo aces muy bien

Asias x estar siempre ahi

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