Divagaciones últimas.

[Odiseo]

Entre amigos que no tuve, se escapa por mis poros el humo del cigarro que nunca he fumado, el alcohol de la copa que aun me falta, el sabor de los labios que nunca besé.

Aun no se muy bien por que ni cuando inicio estas líneas, pero sea lo que sea aquello que mueve mis dedos siento que de alguna forma me acerca a ti.

Tengo la sensación de que aun no te conozco demasiado, tanto tiempo, tanta lluvia y seguimos como el primer día, solitarios y solos, que no es lo mismo pero es igual. Cientos de cartas después, y ni siquiera se tu nombre, conozco todo de ti y aun no se quien eres. Yo, nunca te he visto en ti, quizá tu a mi tampoco, o quizá si.

Quise pedirte tantas veces que te quedaras. Pero nunca lo hice, y el tiempo se nos fue de la manos y salió disparado como la bala de tu boca que desgarró mi cicatriz.

No se si lo pensaste o solo te nació. No se si lo afirmaste o solo lo dejaste ser.

Cuando en tus labios estalló aquella sentencia de muerte, no pude menos que quedar quieto en medio de un nada que crecía por momentos cercando mi soledad.

Y allí de pie rodeado de millones de recuerdos de pobres infelices, que reales o inventados han formado parte de mi conocí por vez primera las consecuencias predichas por la oscura profecía que el fuego que aquel juego, no tan inocente, se encargó de consumar.

Y aquí me tienes una vez mas, lanzando cartas a un buzón vacío que nunca me responde, que nuca me da mas.

Y aquí me tienes aun pensando que de todo lo pensado no queda sino algo que recordar, que de todas las palabras felices o infelices que nos quedan por oír, pocas hay que quemen tanto como un "Ya no te quiero, lo nuestro terminó, asúmelo".

No se muy bien que tengo que asumir, si que te fuiste o que te perdí. Aun no se si fue mi culpa o fue la tuya, ni siquiera se si hay culpables o todo es parte de un mismo extraño juego en el que aun no se por que, todo el mundo apuesta algo aunque no haya nada que ganar.

Apago la última colilla, pido la ultima copa, cierro la capucha del bolígrafo y con un gesto resuelto fruto de la noche y la nostalgia, arrebujado en mi abrigo grueso, parto rumbo a la madrugada, a besar los últimos labios que me quedan.