
Una oscura habitación, cuatro áridas paredes, donde solo hay un teléfono y mi cuerpo acurrucado esperando a que el llame. Odio esta sensación, dependiendo del ring ring de un aparato. Los minutos se convierten en horas y estas en dÃas, mientras yo aquà sigo expectante deseosa de que por fin decidas acabar con esta cruel agonÃa.
LEVEDAD :
Otra vez no, ya esta aquà esa sensación de que el tiempo se me escapa. Intento amarrarlo pero se desliza juguetón entre mis manos para acabar esfumándose al roce con las yemas de mis dedos.