que en su colina por la tarde,
se vuelve caramelo.
Pasaste viendo flores,
que tenían petalos de chocolate.
Dejaste pasar,
esos dolares que eran dulces.
Despertaste,
a penas salir ese sol,
que estaba lleno de piruletas.
Me dijiste que te acompañase por las montañas,
y volara contigo por las nubes de azucar.
Nos sentamos los dos,
y empezamos a reir,
empezamos a sonreir.
Que dulce,
es el verte tan feliz.
Que dulce es verte sonreir.
Para aquella que le gustan mis cuentos...
