I
Desde el primer instante, lo supo.Aún se lamentaba por haber sido tan
ingenua y hacerse ciega ella misma.Habían sido un par de encontronazos, dos palabras mal-cruzadas y ya la tenía en su cama, si se podía llamar su cama.
La primera vez, recuerda, fue en el baño de la cafetería.
Ella entró a ver a su mejor amiga, que estaba trabajando allí, y allí estaba;su sonrisa turbadora, sus ojos de putero empedernido y esas barbas de meses.Solamente hizo un gesto y a los quince minutos, estaba entre sus piernas y comiendose todo el aroma que había en su cuello.
La segunda vez, Alicia iba a comprar un paquete de tabaco, como todos los dias, a la misma hora y escuchó un silbido.Ella no miró, pero al segundo silbido tuvo ese instinto que se tiene cuando sabes que te llaman, y se giró.En una de las esquinas estaba, con sus ojos putos, y sin pensarlo bajó el pie que tenía en el escalón del estanco y se dirigió hacia él, con esa sonrisa picarona.Fue la primera vez que se dijeron algo.Él la tomó del brazo y la besó apasionadamente, y Alicia percibió ese aroma que tres semanas antes había experimentado en el servicio de caballeros de la cafetería.
-¿Cómo te llamas?-preguntó.Y ella vio salir cada palabra de su boca, con una voz tosca, agarrotada,algo perversa y de fumador, empederdido tanto o mas que putero.
-Alicia, soy Alicia.
Entonces él, sin perder un minuto, la cogió de la mano y con mucha prisa, la llevó detrás de unos árboles del parque que justo colindaba con su casa.
-¡Pero espera!-gritó Alicia-¿cómo te llamas?
Y entre respiraciones ansiosas y fatigadas, y con esa voz que jamás olvidaría, escuchó:"Raúl, soy Raúl".
Sin darse cuenta, ya estaban semidesnudos detrás de los árboles.Se besaron, se mordieron, se lamieron, los ojos, la nariz y las manos.Esta vez fue más largo, y los gemidos de ambos resonaron por todo el recinto.Él le ofreció un cigarro sin articular palabra.Alicia lo aceptó amablemente.Raúl ofreció fuego, pero ella ya lo había encendido.No dijeron nada.Terminaron el cigarro.Raúl se levantó, y se fue.
Fue sin duda el mejor de los tres encontronazos.
Raúl resonó en la cabeza de Alicia dos semanas y media más.En ese tiempo, fue cada dia a comprar tabaco y miró por todas las esquinas;nada.Fue todas las tares a la cafetería.A veces, en su sitio,había alguien sentado, otras veces creía ver su figura allí.Acada hora, Alicia se asomaba a la ventana y desde allí,veía el "lecho"entre los árboles, pero tampoco estaba...Cada noche soñaba con su voz,sus ojos, su boca...sabía que no era amor,como sabía también que necesitaba verlo, follárselo.
Una noche, Alicia volvía de tomar una copa con un amigo, y estando ya a las puertas de casa, alguien la cogió por la cintura con ademán de ataque.Ella se dio la vuelta casi preparada para defenderse, pero se encontró con esos ojos.Esta vez eran distintos, parecían encendidos, llameantes.
-¿Quién era ese?¿qué quería?-dijo Raúl con ansiedad y celos.
-...co...com...¿cómo?
-¿Quién era?¿eres sorda, Alicia?
Alicia no supo qué decir, simplemente deseaba quitarse la ropa y que Raúl hiciera con ella lo que quisiese.Sin decir más, como siempre, a los cinco minutos estaban compartiendo fluidos en la alfombra de la bisabuela de Alicia.Entre gemidos y suspiros escuchó a Raúl decir:"tengo celos, tú eres mía" y Alicia lo besó entregándose a él por completo, como quieriendo que en ese mismo instante él, la esposara.
Han pasado seis meses.Raúl desapareció.Alicia no sabe por donde buscarlo ya.Se lamenta, llora, grita.Algunos dias duerme en la alfombra, otros, en la esquina del estanco, aunque el fondo sabe que no volverá a ver a Raúl.Lo espera, y se dice a cada hora:"le pertenezco".
II
Casi sin quererlo, Alicia cambió la decoración de su casa, y aquella alfombra, donde hacía seis meses había visto por última vez auqellos ojos puteros, la guardó muy a pesar suyo en el trastero y dijo en voz alta:"perdóname bisabuela, no tengo más remedio".
Después de esos seis meses y muchas lágrimas perdidas decidío llamar a su abuela que tanto mensajes le había dejado en el contestado, al fin y al cabo era la única que siempre le había dado el amor de madre que le faltó.Habló con ella no más de 15 minutos, cuando colgó sintió la necesidad de haberle dicho que quería abrazarla.
Era temprano aún, pero era inevitable no ir a la cafetería, aunque sabía que Raúl no estaría allí.Anes de entrar, Marina la solía mirar con esa mirada que casi le prohibía que entrar allí.
Se sentó, habló con Marina, se tomó un café y su botella de agua, pagó, cogió el abrigo y se fue.
Mientras hacía aquel camino rutinario prometió no volver a cruzar aquella esquina, ni volver entre los arboles del parque.
Deseaba, que de repente, como todas las veces, Raúl viniera y la soprendiera tomándola por completo y besándola como él sabía, pero seguramente ya...él ni pensaría en ella, pero Alicia sentía que le pertenecía de algún modo, no sabía por qué, pero tenía un fuerte sentimiento de atadura a aquella voz.
Mientras pensaba todo aquello, oyó unos pasos tras ella, pero le había pasado más de una vez, y nunca fue Raúl.
Se paró a comprar algunas revistas, encendió un cigarro, abrió la puerta del portal que llevaba a su pequeña casa,pero había llegado antes que ella.
-No digas nada, Alicia, sé lo que sientes y lo que piensas-dijo Raúl.
Aunque hubiera querido decir no hubiera podido.
Su pelo era más corto, y en su cara ya no había barbas, descubrió para su sopresa, una pequeña cicatriz muy cerca del labio, y estaba más guapo que nunca.
-¿Por qué me haces esto?-dijo Alicia con una voz delicada apagada por la trizteza pero a la vez emocionada.
-No puedo decírtelo, pero he venido para contarte que te quiero, qu no dejé de pensar en ti en ningún momento.
Hubo caricias, besos, palabras brillantes de un amor congelado por seis meses, que ahora ardía, quemaba hasta la pasión que desenfrenó sus cuerpos desnudos.
Raúl se fue antes de dar las ocho de la mañana, dejó un beso en los labios medio dormidos de Alicia, y una carta en la parte de la almohada que esa noche le había prestado ella.
III
Querida Alicia,
dede el primer instante en que te vi supe que eras algo de mi, que formabas parte de mi vida y que necesitaba estar contigo.Todo ha sido muy rápido, muy raro y a la vez todo, muy lento.
Sabes que fueron apasionados y salvajes, directos e indiscretos, y te hablo de todo, desde mis besos hasta de mí mismo.
La primera vez que olí tu piel, supe quien eras, y me enredé en tu pelo como los hacía...como muchas veces lo hacía.
Tu sonrisa, tus palabras, lo brillante de tus ojos, tus manos delicadas..me recuerdan tanto.
Tengo que pedirte perdón, x stos mses, y por estos años, por mis formas, pero te darás cuenta que la única manera de quererte no puede ser otra que ésta.
Ten muy presete que siempre te quise, pero ahora te amo, te deseo.
Nos pertenecemos, por eso no te asustes cuando veas la cicatriz que te dejé al lado de la boca, tú ya hiciste lo mismo ¿recuerdas ya?
No podemos negarlo, yo también conservo esas fotos en una caja, la que me diste, no podemos negarlo, Alicia, tenemos la misma puta mirada...
Pero no pudo terminarla.
Abrió el armario desesperada, buscó aquella caja con tantas fotos.
Las volcó todas sobre la cama, que estaba salpicada por las gotas de sangre de la herida de Alicia, y allí estaba.
Una pequeña foto:Mamá, Papá, Alicia y...Raúl, su hermano.
((ralde))
De posesiones I II y III
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