Su pelo, alborotado indica que aún no han salido de ese sueño tan maravilloso en el que la besaba. Sus ojos, en cambio, no tienen el aspecto de recién levantados. Tiene una mirada aturdida, algo temblorosa, y fija en aquella ventana. La observaba como el niño que ve algo por primera vez. Desde ella, se vislumbraba un cielo tan limpio que casi resultaba obsceno.
Llevaba así varios minutos. Si le mirabas durante un tiempo, daba la sensación de que el tiempo se había parado, tan sólo se distinguía que no estábamos ante un plano fijo porque de vez en cuando su nariz se hinchaba al máximo, aspirando tremendas bocanadas de aire, que luego expulsaba procurando largos suspiros. Y sobre todo, porque se frotaba los ojos continuamente, trazando con los dedos cada arruga de su piel, cada surco de experiencia, para retirarse algunas lágrimas.
Hoy se ha despertado sabiendo que los jóvenes guardan sus sueños en los ojos, porque es el lugar más cercano a la realidad que ellos poseen. Porque esperan un buen día saltar, escapar fuera y realizarse. Salir como de aquella ventana que tenía enfrente.
Hoy supo porque su hija tenía los ojos más cristalinos y brillantes de la tierra. Esta mañana aquella llamada le comunicó que su nieta había muerto en el parto. Pero esta vez, los sueños escaparon de sus ojos antes de que pudiera cerrarlos.
Esta mañana ha visto a su nieto. Y sus cataratas, han desaparecido. Su mirada, vuelve a soñar.
Bueno, vuelvo con algo que ni es usual en mi, ni tampoco bueno, pero lo dejo por aquí antes de marchar otra vez por un tiempito corto.
Gracias a ralde, kama y a kaizen, que me han animado mucho a que vuelva a publicar algo
