Amanece en la ciudad
se consume el aire de la libertad
un nuevo día de duro trabajo
que me atará a él sin piedad.
El Sol aparece como puede
de entre las nubes
cada vez más consumidas
por la odiosa contaminación ambiental.
Empieza a romperse el silencio
que anoche nos dejaba soñar
y ahora es molesto ruido
que nos ahoga en el mar.
Las calles vacías del atardecer
se invierten y forman caos al amanecer
dejandome un espacio mínimo
para mi matutina andadura por la ciudad.
Coches por aquí y allá
van y vienen sin parar
este ritmo frenético
que puede hacer la cordura no hallar.
Cruzar la calle puede ser
toda una odisea matinal
llegar a tiempo al trabajo
algo imposible, que voy a contar.
Ahora otra vez toca esperar
a que se esconda el Sol
y poder recuperar la libertad
las nuevas ganas de volar.
Te gustas la ciudad? Yo me quedo en mi lar.
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