Bueno vuelvo a escribir esta poesia que escribi hace mucho mucho muchisimo tiempo por estos lugares en un tema llamado Poesias y letras desesperadas, me gustaria recordarla:
Los mil infiernos que se cuecen en mi interior
me queman en el cuerpo hasta la locura,
ábreme el pecho y registra y verás el sol
y las crines ardientes de mi montura.
Galopando a lo largo del ecuador,
eternamente solo buscando una luna,
siempre da todo vueltas a mi alrededor,
vivo encarcelado en la noche muda.
Y tengo mil ardores
que atraviesan las tinieblas
en busca de otros soles
tan solos como el menda
que lancen otros rayos
a modo de respuesta
que causen mil estragos
en la noche negra.
Que quiero ver un cielo con color
y mil estrellas para la noche ciega
y le daré a la luna su resplandor
para poder verla sin tenerla cerca.
Que tenga algo de mi yo
que seguro me recuerda,
que yo no tengo su olor
cabalgando a rienda suelta.
Y por eso prende mi corazón,
no puedo acercarme a su presencia.
Cruel es el juego del amor.
No puedo tocarla sin que prenda.
Calcinado por mi maldición
en mi piel el fuego brota en tormentas
sobre la noche sorda del exterior,
mil gritos atronadores que ella silencia.
Y me muerden las llamas del dolor
si se nos pone en medio la tierra
que aunque mil lunas reciban mi calor
yo quiero ver siempre a ésta,
que está sola como yo
y siempre que le hablo me contesta
con un halo tentador
que seduce a poetas y a bestias.
Y que se echa carreras con la princesa de un trovador
que se llama Roberto Iniesta
La Maldicion del Sol
De las que más me ha gustado...
Calcinado por mi maldición
en mi piel el fuego brota en tormentas
sobre la noche sorda del exterior,
mil gritos atronadores que ella silencia.
Y me muerden las llamas del dolor
si se nos pone en medio la tierra
que aunque mil lunas reciban mi calor
yo quiero ver siempre a ésta,
que está sola como yo
y siempre que le hablo me contesta
con un halo tentador
que seduce a poetas y a bestias.
...
Calcinado por mi maldición
en mi piel el fuego brota en tormentas
sobre la noche sorda del exterior,
mil gritos atronadores que ella silencia.
Y me muerden las llamas del dolor
si se nos pone en medio la tierra
que aunque mil lunas reciban mi calor
yo quiero ver siempre a ésta,
que está sola como yo
y siempre que le hablo me contesta
con un halo tentador
que seduce a poetas y a bestias.
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