Los expulsados

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Jitxo
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Los expulsados

Mensajepor Jitxo » Mié Dic 31, 2003 5:07 pm

Los expulsados

Sin que nos diéramos mucha cuenta una revolución ha ido triunfando sigilosamente,en los mismos años en que se confirmaba el fracaso y la ruina de las revoluciones oficiales del siglo pasado. Es una revolución menos visible, y quizás más eficaz, porque no se adorna con banderas de colores violentos, ni se pregona con esa clase de himnos cuyas músicas tienen la rara virtud de poner un nudo en la garganta incluso a quien no siente simpatía por el contenido de sus letras. Se trata de la revolución victoriosa de los ricos contra los pobres, de los privilegiados contra los miserables, de los patronos omnipotentes contra los asalariados sin derechos. Ha sido el economista Paul Krugmann, me parece, que escribe en el New York Times artículos virulentos contra Bush, quien ha dado el calificativo de revolucionarios a los actuales dirigentes norteamericanos: lo son, literalmente, porque están subvirtiendo el orden establecido, desbaratando todas las garantías de los derechos individuales con el pretexto de la lucha contra el terrorismo, desbaratando los límites de la legalidad para favorecer los intereses económicos a los que representan,rompiendo cualquier principio de concordia internacional para afirmar hasta los extremos más groseros la primacía de la única potencia que queda en el mundo.
Gracias al triunfo de la revolución, las compañías energéticas norteamericanas no tienen ya que oponer límites a sus emisiones de gases tóxicos, y las compañías mineras han ganado el derecho a arrojar libremente a las aguas de los ríos las toneladas de desechos provocados por sus explotaciones. Gobiernos conservadores-conservadores del aire limpio y de la riqueza de la vida- habían promovido leyes en defensa de los bosques inmensos del interior del continente y de la naturaleza abrumadora de Alaska: como se sabe, la camarilla iluminada y revolucionaria de Bush ha decidido que la mejor manera de evitar que un bosque arda es talarlo, y que no hay mejor forma de progreso para la remota Alaska que dejar de ser una rémora de la naturaleza primitiva del pasado para convertirse en una trepidante geografía de torres metálicas, oleoductos y pozos petrolíferos. Desde hace dos siglos, un pernicioso conservadurismo se empeña en difundir la idea de que incluso en la guerra hay normas que garantizan ciertos límites para la barbarie, algunos signos de civilización: al Gobierno de Bush se debe la novedad revolucionaria de que unos prisioneros puedan ser mantenidos en cautividad tanto tiempo como se desee, en la tierra de nadie de la base de Guantánamo, sin abogados, sin jueces, sin ninguna de esas anticuadas supersticiones que son el derecho a la presunción de inocencia y a un proceso justo.
Entre nosotros todo es más modesto, pero los síntomas de la revolución no dejan de advertirse. Si se multiplican escandalosamente los accidentes laborales, los jueces 4spañoles, con ejemplar celo revolucionario, prefieren culpar a los trabajadores de los accidentes de los que ellos mismos son víctimas, favoreciendo así, no solo el ahorro de las empresas, sino también el necesario dinamismo económico, incluso la saludable movilidad en el empleo, aunque sea al precio de la inmovilidad permanente de quien se cayó de un andamio mal montado y ha de quedarse para siempre en una silla de ruedas.
Nada de blandenguerías, , de formalidades burguesas que sólo entorpecen el paso vivo de la revolución. A Rosa María Mateo, que lleva más de treinta años presentando honorablemente programas informativos en la televisión, la echan sin miramiento de un día para otro, de la empresa en la que trabajaba, y ni siquiera tienen la delicadeza de informarle personalmente de que va a ser despedida. Mi amigo y editor Luis Suñén, después de dedicar media vida , con entusiasmo y solvencia, al trabajo de los libros, se encontró en la calle en cinco minutos, expulsado en virtud de principios revolucionarios tan desalmados como inapelables. Si personas con muchos años de experiencia con una sabiduría profesional largamente adquirida, reciben un trato de sirvientes, ¿qué dignidad laboral le espera a quien empieza a abrirse paso en esta vida? Cómo estará el mundo, que hasta el multimillonario George Soros ha decidido gastar quince millones de dólares para financiar la disidencia contra la revolución aterradora de Bush.


(Antonio Muñoz Molina, La máquina del tiempo, El Semanal)
apalancao
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Mensajepor apalancao » Mié Dic 31, 2003 5:14 pm

pues si,jodida revolucion.

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