Me huelen a hoguera las vestiduras
de estar quemando brujas cada noche,
mientras sus gatos me arañan las rodillas
y te busco entre bostezos, periódicos y trenes.
Al final, cuando nada se percibe en la habitación,
tan sólo el resplandor de los muebles negros,
me columpio las pupilas en el abismo que se intuye
entre las tripas de la almohada y la consciencia;
y al calor del ensueño de tu cuello
me masturbo,
y al día siguiente te miro
como se mira el mundo desde el tiritar de los charcos,
abandonándome de nuevo,
siguiendo con el pecho el rastro de aquellos ojos verdes;
entre vagones, los martes: el vaivén de los encuentros intangibles.
La chica del tren
¿Quién está conectado?
Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 3 invitados