
Despiertas después de una noche intentando estudiar, una noche de sábado que no has salido, te has quedado sola, en tu casa, con tus libros, con miles de teorías, de páginas, de fórmulas y de cosas que ni siquiera crees capaz de memorizar...
Después de estudiar hasta altas horas de la noche, madrugas, robándole horas al sueño, robándole horas a la noche para hacer de los días más largos y poder tenerlo todo preparado para el día siguiente.
Te sumerges... te metes de lleno en tus libros, en tus apuntes, con letras que incluso te cuesta descifrar y piensas, ?Por qué no habría ido a clase ese día...? piensas en todas aquellas horas en la cafetería, en la cervezas desde por la mañana, en las partidas de cartas o incluso en el futbolin... piensas en ese profesor dando una aburrida clase para unos pocos mientras tu estabas riendote con cualquier comentario, ajeno a todo...
Pero ahora no hay risas, no hay aburridas clases, no hay cafetería, solo el humo de un café que se disipa en el aire mientras se enfría y tu aún no has comprendido nada.
Estudias toda la tarde como las anteriores, resúmenes, lecturas, una, dos, tres... ¿Cuantas hacen falta para saberselo? y por fin, consigues meterte las fórmulas en la cabeza, y esas leyes que tanto has detestado siempre...
Te vas a la cama, alegre, el día te ha cundido, bien, piensas, ?mañana es el examen?, un nuevo reto, un duelo contra un profesor, contra una hoja en blanco, contra ti mismo... y así, pensando en que mañana esperas tener suerte, habiendotela deseado todo el mundo antes de irse a la cama, así... consigues conciliar el sueño...
Pero... llega el momento, el tan esperado o temido examen, entras en la clase mirando la cara de tus compañeros y reparas en la gente que ni siquiera conoces, se pasaran ellos el día en la cafetería o te lo pasarás tu? piensas. Caras alegres, dificiles de imaginar antes de un examen, caras tristes, de sueño, de temor, de indiferencia, caras... simplemente.
Das la vuelta al examen y miras las preguntas, sonríes, dos me sé, una no, la cuarta... esa puede ser, y dices, ?vamos a ello?.
Empiezas a escribir, escribes y escribes de la primera pregunta, haces una pausa para la segunda cuando descubres que te has quedado en blanco, que antes la sabías, que ahora ya no estan los conceptos en tu mente, piensas, intentas recordar el momento en que la estudiaste, pero solo piensas en la canción que sonaba en ese momento, en aquella noche donde tu mirada se perdía por cualquier cosa menos tus apuntes, en todas las horas de cafetería, en todas las partidas de cartas...
Miras al profesor, a tus compañeros, a un lado, a otro, al examen, ¡¡maldito examen!!. Buscas la inspiración olvidada en cualquier rincón de esa clase a la que no asistías, pero no aparece.
Finalmente, haces lo que puedes, escribes las pocas preguntas que recuerdas y piensas que quieres salir de ahí, ir a la cafetería y tomarte un café... sales, llueve, te mojas de camino a ella porque ni siquiera tienes ganas de correr, mientras vas pensando, ?el segundo cuatrimestre seguro que voy a clase?