No es muy bueno, pero yo creo que es lindo

[Tisbe]

Daniela y Mario


La última noticia que tuvo de Daniela había sido? el jueves pasado, sí. En el Cabo. Estaba sola de espaldas. Fue un sueño horrible. Ella estaba de espaldas, miraba el mar. De pie justo en el borde. Y él se había bajado del coche y había avanzado a hacia ella, iba a decirle que se fuesen a casa, que no se preocupase que todo se arreglaría. Él salió del coche y le gritó ?¡Daniela!? pero sus palabras se las llevó el viento sin ni siquiera llegar a oírlas él mismo ¿las había dicho? No estaba seguro, Daniela tampoco las oyó o no quiso oírlas. Saltó al vacío cuando él estaba muy cerca. ?¡Daniela!? Y las olas se la tragaron. Se quedó mirándolas un rato, incapaz de dar un paso. Luego corrió hacia el coche y dio la vuelta en el medio del camino, volvió a mirar, y creyó verla tendida de espaldas sobre una roca. Sonreía. Un escalofrío recorrió la espalda de Mario. Sonreía, le sonreía, le veía? ?¡Daniela!? Daniela sonreía desde el fondo marino, como si hubiese bajado andando hasta ahí. Y le miraba. Mario huyó hacia el coche otra vez. Y salió disparado en busca de ayuda. En ese mismo instante un fogonazo y se despertó. En su cama, empapado en sudor. Palpó a su lado y Daniela no estaba. ?¿Daniela?? Saltó de la cama, fue hacia el espejo, una franja amoratada le recorría el pecho ¿el cinturón de seguridad? ¿el accidente no había sido un sueño? ?¿Daniela, dónde estás?? Se oía ruido en la cocina, se acercó y Daniela preparaba té en un cacito, ?¿Cómo te encontrás?? le preguntó con una sonrisa. ?¿Qué me ha pasado?? ?¿No te acordás? Tuviste un accidente.? ?¿Cuándo?? ?Oh, fue hace una semana ya, el médico dijo que no tardarías en despertar, por eso te traje a casa, ¿sabés que llegaste consciente al hospital y luego te desmayaste, che, así sin venir a cuento, qué susto nos llevamos.? Daniela sonreía cándidamete. ?Volvé a la cama, descasá, lo necesitás? y Mario la obedeció mansamente. Soñó que se encontraba muy mal, que se moría. Y se volvió a despertar empapado en sudor otra vez. Se levantó y se miró el pecho: la franja morada seguía en su sitio. Se fue al baño a mirársela bien y no se vió nada. Nada, no había nadie en el espejo. Volvió a la cama y seguía revuelta. ?¡Daniela!? ?¡Daniela, por favor ven!? Daniela llegó presurosa ?¿Qué pasa, Mario? Estás pálido? ?No? no me veo en el espejo?? ?Claro que no te ves, tonto. Estás a punto de morirte, yo hace una semana que no me puedo ver, ¿te acuerdas del Cabo? Me tiré. Y cuando llegué al fondo, te vi, y tú a mí y te sonreí. ¿te acordás?? Mario no sabía qué decir. Sentía una tenaza apretándole la garganta, sentía como el aire dejada de fluir como se estacaba el tiempo. O se dio cuenta por primera vez de no había ninguna de las dos cosas en aquella habitación. ?Mario, tuviste un accidente muy grave. Antes de que yo me tirase al Cabo, yo? no pude seguir simplemente, el médico dijo que era cuestión de horas tu muerte, tenías un hematoma cerebral macanudo y según ellos era irreversible. Aunque yo no quise desconectarte? No pude, Mario? ?¿Entonces? nos hemos muerto?? ?Claro que no, Mario, yo sí, vos aún no, pero aquí te espero??

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?Fíjense, está abriendo los ojos, ¡Mario! ¡Mario! ¡Qué alegría! ¡Te has despertado! ¡Al fin!? Un tropel de gente se abalanzó sobre él, su madre, le miró ?Creímos que no saldrías de ésta, los médicos nos dijeron?? ?Ya, ya, un hematoma cerebral, irreversible?? Su madre le miró, ?Sí eso es?? ?¿Dónde está Daniela?? La expresión de alegría de su madre se esfumó.